lunes, 20 de julio de 2009

La economía ahora en manos del PRI

La contundente victoria del PRI en las recientes elecciones legislativas federales junto con las curules obtenidas por el Partido Verde le dan a esta coalición la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Aunque Beatriz Paredes y un cúmulo de priístas lo eludan, esto significa que el Poder Ejecutivo prácticamente perderá el control de la política económica, la cual será en gran medida decidida por los intereses del PRI con miras a las próximas elecciones presidenciales.

Quien decida qué medidas de política económica habrán de instrumentarse; será el PRI, quien decida la agenda legislativa en materia económica, particularmente en materia fiscal, pero también en otros rubros dentro del ámbito general de los cambios estructurales que requiere el país, nadie duda que será el PRI. De este tamaño es la responsabilidad que hoy tienen para con los mexicanos.

El contexto es un escenario recesivo durante 2009: una estrepitosa caída del PIB de alrededor de (-6.5%), producto de la caída de nuestros ingresos vía los precios del petróleo; un boquete que dejan las remesas de nuestros migrantes; y otros tantos millones de pesos que dejaremos de recibir vía el turismo internacional. Por otro lado, la inversión extranjera directa se contrajo drásticamente respecto al año pasado, y hoy mismo, a pesar del IETU y de los demás impuestos existentes, la recaudación fiscal es menor al 11% del PIB: las finanzas públicas están al borde de la quiebra. ¿Será interesantísimo conocer y analizar qué propuestas legislativas harán los priístas bajo este escenario?

Es claro que el PRI querrá incrementar el gasto público en todos los niveles de gobierno, pero particularmente el que se ejerce al nivel de los estados y municipios. Si quiere que aumente el gasto gubernamental sin incurrir en mayores presiones deficitarias que desplacen al sector privado del mercado financiero, primero, tendrán que aprobar una reforma tributaria que aumente los ingresos y eficiente los gastos.

El segundo punto es el relacionado con las reformas estructurales. El PRI llegó a las elecciones con una plataforma económica que privilegia al gobierno por sobre la libertad individual. En consecuencia, se opondrán a cualquier reforma que elimine las rentas de sus grupos de apoyo. Así, es previsible que se nieguen a aprobar una reforma laboral, como también se opondrán a las reformas en materia de energía, de telecomunicaciones que abra el sector de telefonía fija a empresas extranjeras, a la educativa que obligue la rendición de cuentas, al fortalecimiento de la política antimonopólica, etcétera, etcétera…

Si esto sucede así, tal como tradicionalmente piensa el PRI, nuevamente, se sacrificará el bienestar de los mexicanos en aras del poder político.

Es cierto que la ciudadanía votó contundentemente a favor del PRI en estas elecciones, pero lo comprometió seriamente con el país. ¿Veremos al PRI como un partido con bases socialdemócratas responsable, moderno, y renovado? ¿Un nuevo PRI? Eso está por comprobarse.


Leonardo Alvarez
leonardo.alvarez@prodigy.net.mx

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