sábado, 29 de enero de 2011

La inflación, los precios relativos y el efecto estacional

La definición tradicional de inflación es un aumento generalizado y sostenido en los precios. En otras palabras, debemos hablar de inflación cuando vemos específicamente que la mayoría de los precios suben constantemente y no cuando simplemente algunos aumentan en forma aislada.

Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones que vemos que aumenta un solo precio, o alguna canasta de bienes relacionados, hacemos referencia a “inflación”, sin distinguir el origen o causa de su incremento.

Por ejemplo, si aumenta el precio del jitomate en relación a las demás verduras y legumbres, no debemos hablar de inflación, sino únicamente de un cambio en un precio “relativo”. Usamos la palabra “relativa”, dado que es en relación a algo más; en este caso es en relación a los demás precios de las verduras.

El tema viene a colación porque cada inicio de año, cuando se anuncian las nuevas políticas fiscal y monetaria y se ponen en vigor las medidas fiscales modificadas por el Congreso el año anterior, así como los resultados en el desempeño económico de los principales indicadores del país, gobierno y ciudadanos comienzan el año con nuevas expectativas.

En este contexto, la expectativa para 2011 en nuestro país, es que los precios de todos los productos y servicios se eleven más allá de un 4.5%, por encima de la meta prevista por Banco de México de 3% a largo plazo. Esto, evidentemente, crea una controversia enorme y una avalancha de críticas de la oposición por estas "expectativas" económicas.

En este sentido, contrario al imaginario popular que está centrado en el aumento de los combustibles y las gasolinas, es más probable que este ajuste a precios y tarifas sea por efecto estacional, en el caso de los alimentos, verduras y hortalizas; y por las medidas impositivas “excesivas y desiguales” aprobadas en sectores específicos de la economía, como lo son los nuevos impuestos especiales al tabaco y los alcoholes.

En este contexto, la organización mundial para la alimentación y otros organismos del tipo han anunciado un aumento en el precio de varias mercancías, entre ellas granos, cereales y oleaginosas, debido al efecto de los climas, que sigue golpeando al mundo entero (sequías, heladas, inundaciones…), y por un alza en la demanda para consumo humano en algunas economías emergentes.

Ante esto, algunas empresas mexicanas han amenazado con elevar precios, debido -dicen- a que la producción mundial de algunos productos cayó mientras la demanda sigue creciendo y sus costos se han elevado, ayudados también por la política de actualización de los precios de la gasolina, el gas y el diesel.

Uno de los aspectos que debemos explicar a muchos es que no es lo mismo que el precio de algún insumo aumente en algún porcentaje y que la empresa que lo utilice justifique un aumento en el precio de su producto final en el mismo porcentaje. Esto es inaceptable.

Esto es no saber de política de precios. Si el empresario ajusta los precios en la misma proporción al incremento de precio de sus insumos, con ello logra exactamente el efecto contrario al deseado de estimular el mercado interno. Con los aumentos de precio que pretenden, lo que logran es que se reduzca la demanda, no sólo por sus productos, sino la demanda general por bienes de consumo; esto es, la gente con estos aumentos tiende a ser más pobre.

Lo que se hace en otras latitudes es que la empresa busca la forma de reducir otros costos en forma temporal, por ejemplo, los de administración. Por eso, en esta época de recuperación, lo que más tarda en consolidarse es la generación de empleo formal. Esa es la razón por la que en un contexto de inflación, el ajuste a los costos de las empresas se hace en mayor medida desde la fuerza laboral.

Por eso es tan importante y trascendente que en México logremos en el mediano plazo una reforma tributaria equitativa si queremos que se reactive el mercado interno. Con la política fiscal actual (incierta y cambiante cada año, con una base tributaria débil y sin generalizar impuestos), crece el comercio informal, aumentan las personas sin derecho a prestaciones salariales y de salud, se evaden impuestos, al tiempo que mantenemos un Estado débil financieramente, e incapaz de proporcionar y mantener políticas activas hacia sectores como lo es el educativo o la ciencia y la tecnología, que son los que a largo plazo generan desarrollo.

Por lo pronto en 2011, la expectativa inflacionaria es de 4.5% anual, mayor a la estimada por Banco de México, y esta inflación, por lo pronto, está más relacionada con el desabasto en la producción de alimentos, verduras, granos, cereales y oleaginosas, derivado del mal clima a nivel mundial; y por la inequitativa política hacendaria y fiscal que tenemos, castigando más a ciertos sectores, como el tabaco y los alcoholes; que por el aumento mensual de precio en los combustibles anunciado por la Secretaría de Hacienda.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

Ahorro= voluntad + disciplina + inversión

No hay un camino fácil para llegar a construir un patrimonio personal o familiar. Las personas que consolidan fortunas, salvo honrosas excepciones, son individuos racionales que a lo largo de su vida productiva aprendieron a ahorrar y a invertir con voluntad y disciplina.

Hoy, que el ambiente se torna oscuro porque todos hablan de crisis económica, el concepto de ahorro es fundamental para planear nuestra independencia financiera o nuestro retiro. En este sentido, las crisis son un buen momento para reflexionar y recapacitar acerca de nuestro patrón de consumo y la consolidación de un patrimonio.

Primero, se debe vencer el mito de que no se puede ahorrar. El ahorro es posible si existe voluntad y disciplina. Piénselo bien, verá que a pesar de que usted cuenta con un nivel de ingreso bajo, siempre es posible desistir de un impulso de compra para destinar un poco de dinero al ahorro.

Segundo, debe fijarse metas concretas a mediano y largo plazo para tener un objetivo real y tangible: un auto, una casa, un negocio, un viaje o nuestro retiro. En este caso no es lo mismo deuda que ahorro, téngalo muy claro.

Tercero, de acuerdo a nuestros objetivos, gustos y características personales, existen diversos instrumentos de ahorro e inversión que seguramente se adaptarán a nuestros intereses. Ello depende de nuestros conocimientos y nuestro perfil potencial como ahorradores.

Para los que no cuentan con capital, la alternativa es Aprender a invertir y no solo Acumular dinero. Olvídese de las tradicionales cuentas de ahorro y pagarés al vencimiento que ofrecen poco rendimiento. Investigue, infórmese y aprenda sobre los nuevos productos y servicios financieros disponibles en el mercado en: Casas de Bolsa, Sociedades de Inversión, Operadoras de Fondos, o Aseguradoras.

Estos instrumentos están cada vez más al alcance de la población y en ellos vale la pena invertir parte de nuestros ingresos extraordinarios, como: aguinaldo, utilidades, o los bonos de desempeño. Normalmente, son instrumentos en los que el dinero se debe quedar por largos periodos de tiempo a cambio de obtener mayores rendimientos que una cuenta de ahorro o pagaré bancario tradicional. Al aprender a invertir no solamente acumula dinero bajo el colchón, lo coloca en instrumentos como cetes, bonos, acciones, siefores, entre otros; que ofrecen rendimientos al tiempo que poco a poco cambia su estatus de ahorrador a inversionista. Además, este tipo de ahorro es para quien no tiene interés de arriesgar su capital en un negocio o no tiene habilidades empresariales.


Por otro lado, para aquellos que cuentan con un capital inicial, hay dos alternativas inmediatas: 1) Hay quienes son emprendedores y buscarán generar un negocio, abrir su propia empresa o adquirir una franquicia; y 2) los que deciden invertir en activos inmuebles que además de asegurar un crecimiento constante de su inversión, pueden generar ingresos adicionales a través de la renta o venta de propiedades.

En fin. Hay un sinnúmero de posibilidades para hacer crecer nuestro patrimonio y asegurar nuestro retiro. ¿Cuál es la que más se adapta a sus características personales e ingresos?

Piénselo bien. Vale la pena detenerse a reflexionar en este aspecto. Precisamente hoy, que el ambiente se torna oscuro porque todos hablan de crisis económica: la combinación de voluntad, disciplina e inversión, es fundamental para lograr nuestra independencia económica.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

Implicaciones del salario mínimo

Hay dos maneras de analizar el salario mínimo: desde el punto de vista del trabajador o de las personas asalariadas para las cuales evidentemente es más que insuficiente; y desde la perspectiva de gobierno y la política, desde donde se puede presionar a nuestras autoridades o aprovechar la coyuntura para buscar desestabilización.

Es claro que el minisalario o salario mínimo, por sí mismo, no es un rector de la actividad económica mexicana; sin embargo, de su cálculo depende el ingreso de muchos mexicanos y el cálculo de algunas tarifas y multas, por lo que tiene una enorme trascendencia.

Nadie en su sano juicio concibe que con 58.6 pesos diarios un individuo pueda vivir y además sostener una familia, por lo mismo, cada empresa, sector, o industria, tiene, además del minisalario, otras referencias de mercado y una estructura de pago específica a sus propias condiciones, tales como: la capacitación, experiencia, nivel de estudios, la productividad…. Y no solamente el salario mínimo.

A partir del primero de enero del presente año, comenzó la vigencia del acuerdo que signaron en diciembre pasado la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAM), con sindicatos obreros y patrones del país. Por unanimidad, acordaron aumentar 4.1% el minisalario de los mexicanos en 2011. Esto equivale a 2.34 pesos.


De tal manera que, juntos, gobierno, patrones y obreros establecieron que en las tres áreas geográficas en las que se divide el país, en promedio, el salario mínimo quedó en 58.6 pesos diarios. Por zona, el minisalario será de la siguiente forma: en la zona “A” será de 59.80 pesos diarios, para la “B” el salario será 58.10 pesos. Para el área “C”, a la que pertenece nuestra entidad, el salario mínimo será de 56.75 pesos diarios.

Al margen de cuestiones políticas y partidistas, insisto, este indicador no debe usarse como bandera política ni para comenzar una guerra de descalificaciones entre contendientes. Son falsos aquellos que se erigen en “adalides” de la justicia. No se puede manipular el salario real que perciben los mexicanos por decreto, es cuestión de mercados. Recuerde al presidente del empleo ó, a los políticos que, solo de palabra, se oponen sistemáticamente al incremento de impuestos. Eso es demagogia pura.

El salario mínimo es una de las referencias económicas fundamentales de la economía en paralelo con los principales indicadores macroeconómicos. Es una referencia. Criticar solamente a los políticos y al gobierno de los bajos salarios equivale lo que hace un hijo ingrato de manera injusta con el padre de familia porque éste no puede llevar más dinero al hogar.

El problema de bajos ingresos y poder adquisitivo de los mexicanos es estructural, tiene que ver con la falta sistemática de oportunidades de trabajo, más no con el nivel de salario. Por eso vemos una enorme desigualdad y contraste entre lo que gana un Diputado y un obrero o campesino; o la enorme diferencia entre aquellos que explotan el conocimiento científico y la tecnología, sobre aquellos que solamente ofrecen mano de obra poco calificada. Es más probable que alguien que cursó la licenciatura gane más dinero que alguien que apenas culminó su instrucción básica.

Si existan 50 millones de pobres (o más) en nuestro país, no es debido al bajo salario mínimo, sino a la existencia de imperfecciones de mercado como las grandes empresas monopólicas u oligopólicas públicas y privadas que manipulan producción y precios; es gracias a que el Estado es débil e incapaz de brindar condiciones equitativas para todos las personas; y también, gracias a que no existen ni propuestas económicas ni políticas públicas enfocadas en minimizar las enormes discrepancias que tenemos, al contrario, las distorsionan aún más.

Es claro que el minisalario o salario mínimo, por sí mismo, no es un rector de la actividad económica mexicana; sin embargo, de su cálculo depende el ingreso de muchos mexicanos y el cálculo de algunas tarifas y multas, por lo que tiene una enorme trascendencia.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

Durango se ubicó en la posición 12 a nivel nacional, con una TD de 5.63%, en diciembre 2010.

El 21 de enero 2011, el INEGI publicó la tasa de desocupación por entidad federativa para el mes inmediato anterior. Estos son los pormenores:
Durante diciembre de 2010, las entidades que observaron las tasas de desocupación más altas fueron Tabasco con 7.93% de la PEA, Tamaulipas 7.75%, Sonora 7.54%, Querétaro 7.37%, Aguascalientes 6.99%, Tlaxcala 6.90%, Coahuila de Zaragoza 6.78%, el Estado de México 6.55%, el Distrito Federal 6.48% y Nuevo León 6.09 por ciento.

En contraste, las tasas más bajas en la desocupación se presentaron en Guerrero con 2.20%, Yucatán 2.51%, Oaxaca 2.65%, Chiapas 2.97%, Campeche 3.16%, Michoacán de Ocampo 3.78%, Nayarit 3.92% y Veracruz de Ignacio de la Llave con 3.99 por ciento.

La tasa de desocupación nacional se ubica en 5.15%, que equivale a poco más de 2.4 millones de desempleados en el país.

Durango se ubicó en la posición 12, con una TD de 5.63%, seis lugares por encima de la media nacional. Con este porcentaje, en Durango hay poco más de 34 mil desempleados en nuestra entidad.



Leonardo Alvarez
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@leon_alvarez