sábado, 26 de febrero de 2011

Subsidios, precios concertados y otros demonios*

Prácticamente no existe político en el mundo que resista la tentación de controlar los precios de los bienes y servicios, en especial de aquellos que el gobierno local o federal proporciona a la sociedad o de aquellos que ofrece algún agente privado bajo un esquema de concesión.

Lo que este tipo de político rara vez observa es que manteniendo control de precios en los bienes y servicios, la calidad normalmente se deteriora en el tiempo; el uso de esos bienes y servicios pasa a ser un abuso por la irracionalidad con que la sociedad pretende aprovecharse de una situación que siente no será duradera; y porque los oferentes pierden su capacidad para invertir, mejorar, mantener y cuidar que las cosas vayan mejor.

En México sobran los ejemplos en este sentido, podemos ver el caso del servicio del transporte público o el servicio de agua potable.

La gente que normalmente usa el transporte público viaja incómoda, el mal trato y los abusos viales y civiles de los choferes son demasiado frecuentes; los riesgos de accidentes y la ocurrencia de ellos aumentan con el tiempo; y conforme esto transcurre el servicio se torna insuficiente y de pésima calidad para atender la demanda. Además, no existe un estudio de la estructura de los costos de la industria que debiera incluir, aparte de los gastos directos e indirectos de los vehículos, las remuneraciones, y seguridad y previsión social del operador, lo cual obviamente nunca es tomado en cuenta.

Con el agua potable sucede algo similar: existen colonias y fraccionamientos que tienen medidor y pagan “servicio medido” con el que frecuentemente están inconformes; y existen otras (os), incluso viviendas contiguas, que pagan una cuota fija que evidentemente ejemplifica la inequidad en el uso y pago de este vital líquido. A ello hay que agregar el enorme desperdicio que existe y que se percibe a la vista generado precisamente por esta distinción entre usos y valor, entre precio y cantidad.

En ambos casos, opera la siniestralidad del manejo político. En este par de ejemplos, los líderes o representantes populares y los sindicatos o agrupaciones choferiles crean, junto con el gobierno, un mercado políticamente muy rentable y beneficioso en detrimento de los ciudadanos que, en general, para no acarrearse problemas, por no haber canales de transmisión efectivos entre sociedad y gobierno, o simplemente por no tener tiempo para manifestar su inconformidad, sencillamente, no le dan importancia o son indolentes.

Independientemente de que es muy difícil justificar desde el punto de vista económico el hecho de subsidiar o controlar este tipo de bienes y servicios, en primer lugar, por la ineficiencia que se genera y en segundo término por que el subsidio es más aprovechado por quienes menos lo necesitan; se genera otra aberración cuando el precio de esos servicios finalmente se revisa o ajusta al alza. Así operan las tarifas del transporte, de agua potable y otros bienes y servicios en donde interviene el Estado.

El caso de los combustibles y la política del actual gobierno federal al deslizar los precios de los combustibles, es otro ejemplo de esto que analizamos. Técnicamente, se está eliminando un subsidio que mantenía artificialmente controlado el precio de los combustibles. El debate que debe propiciarse con ésta política es cómo los gobiernos deben promover el mejoramiento del ambiente, desincentivar el uso de automóviles, utilizar energías limpias, promover el uso de transporte alternativo (metro, metrobus, bicicleta…), y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en general. Pero lo que sucede es lo contrario: los concesionarios presionan por aumentar las tarifas al tiempo que empeoran sus servicios, y los ciudadanos acusan de insensible al Ejecutivo provocando altas expectativas de inflación en los precios. Al final, perdemos todos porque no se propician políticas correctas, que es pagar el precio justo por un servicio de más calidad.

En este contexto, ya salió a la luz el eterno debate de las tarifas del transporte público en varias entidades de la república y no somos la excepción. El argumento es el desmedido e insensible aumento de precio en los combustibles, aunque con ello, como sucede siempre, no se proponga mejorar ni la calidad ni el servicio, y ni hablar de las remuneraciones, y la seguridad y previsión social de los operadores, lo cual, obviamente, nunca será tomado en cuenta por los concesionarios en complicidad con el Estado.

Lo mismo sucede con quienes pagan cuota fija o servicio medido en agua potable: políticamente es un tema al que no hay que “moverle”, aunque los sistemas descentralizados se caigan a pedazos o no cuenten con suficientes recursos para mantener o equipar sus instalaciones.

Prácticamente, no existe político en el mundo que resista la tentación de controlar los precios de los bienes y servicios, en especial de aquellos que el gobierno local o federal proporciona a la sociedad o de aquellos que ofrece algún agente privado bajo un esquema de concesión. Aunque con ello se genere ineficiencia y lo aprovechen quienes menos lo necesitan.

* Artículo exclusivo para la revista Soy Durango del mes de Febrero 2011,

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

viernes, 25 de febrero de 2011

Durango con 6.4% en tasa de desocupación en Enero 2011


El 25 de febrero 2011, el INEGI publicó la tasa de desocupación por entidad federativa para el mes inmediato anterior (enero). Estos son los pormenores:

Durante enero de 2011, las entidades que observaron las tasas de desocupación más altas fueron Sonora con 7.37% de la PEA, Tabasco 7.35%, Tamaulipas 6.91%, Tlaxcala 6.83%, Querétaro 6.82%, Aguascalientes 6.77%, Coahuila de Zaragoza 6.70%, Chihuahua 6.56%, Durango 6.45%, Nuevo León 6.26%, Guanajuato y el Estado de México 6.23% de manera individual, y el Distrito Federal con 6.03 por ciento.

En contraste, las tasas más bajas en la desocupación se presentaron en Guerrero con 2.29%, Yucatán 2.60%, Campeche 2.72%, Chiapas 2.79%, Oaxaca 3.02%, Michoacán de Ocampo 3.52%, Veracruz de Ignacio de la Llave 3.57%, San Luis Potosí 3.94% y Morelos con 3.96 por ciento.

La tasa de desocupación nacional se ubica en 5.12%, que equivale a poco más de 2.5 millones de desempleados en el país.

Durango se ubicó en la posición 9, con una TD de 6.46%, ocho lugares por encima de la media nacional. Con este porcentaje, en Durango hay poco más de 35 mil desempleados en el mes de referencia en nuestra entidad.


Leonardo Alvarez
leonardo.alvarez@prodigy.net.mx
@leon_alvarez

miércoles, 23 de febrero de 2011

Los dichos del secretario de hacienda

¿Se ha preguntado usted porque discrepamos de las cifras y de los posicionamientos del gobierno respecto a la mejora de nuestra economía?

Por qué a pesar de que se anuncia que el PIB creció 5.5% en 2010, y que con cifras del IMSS recuperamos 738 mil empleos, no creemos en la mejoría que estadísticamente es evidente para nuestras autoridades.

La respuesta tiene que ver con percepciones. Ellos hablan de una realidad macroeconómica, que considera la economía en su conjunto; y los ciudadanos de pequeñas realidades particulares. Me explico.

La evidencia estadística no necesariamente refleja la realidad concreta de lo que vemos, oímos y percibimos en nuestro pequeño mundo particular. Las cifras macroeconómicas si bien despuntaron, crecieron y rompieron una tendencia negativa a la baja durante el cuarto trimestre de 2010, no significa que hayamos superado todos los problemas para todos y cada uno de los ciudadanos. Existen otros indicadores que aún no se restablecen del todo.

La tasa de desocupación se mantiene alta y la inflación superó la meta esperada por Banco de México. Es decir, la tasa de desocupación se mantiene en promedio de 5.5% y la inflación cerró el año en 4.4%. Esto significa que a pesar del incremento en los empleos no todos son de calidad y de largo plazo; y combinando este dato con el incremento de precios, nos ubica en una pérdida objetiva en la capacidad de compra.

Por citar un ejemplo, entre diciembre de 2005 y diciembre de 2010, la inflación acumulada es de 22.5%, mientras que el cargo fijo por mes por electricidad aumentó en 32%; y la cuota por kilowatt (kWH) aumentó 36%.


Otro dato importante: Durante el periodo comprendido entre diciembre 2007 y diciembre de 2010, la variación acumulada de la inflación es de 14.6%, mientras que el precio de la tortilla lo ha hecho en un 19%.


Esto demuestra que las realidades particulares de cada persona son diferentes a las realidades que en su conjunto registra la macroeconomía. Esto es normal y sucede en todas partes.

Y esto viene a colación por el multicitado comentario del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en el que supuestamente argumentó que con 6 mil pesos, a una familia de ingreso promedio le alcanzaba para pagar su coche nuevo, la hipoteca y hasta para enviar a los niños a una escuela de paga. Todo esto sin considerar los gastos básicos de alimentación, vestido o transporte. Es claro que se trató de un dislate periodístico del secretario, ampliado por la prensa sensacionalista y los opositores a Calderón, obviamente.

En realidad, el secretario fue víctima de escarnio y burla pública pero de un comentario que seguramente fue mal interpretado y maximizado por la esquizofrenia colectiva y la crítica editorial. Le sucedió exactamente lo que Joaquín López Dóriga con el famoso blooper conocido en la red como “Juayderito”.

El asunto medular es que la percepción de la ciudadanía no es la misma que la del gobierno, en particular por el estancamiento del desempleo y el aumento de precios en algunos productos clave y muy sensibles a la demanda de familias de bajos recursos. Esto no concuerda con las cifras macroeconómicas que registran el cambio promedio de 83 mil 500 productos que forman el Índice Nacional de Precios y Cotizaciones (INPC).

Al respecto, es innegable que el control inflacionario ha sido una de las políticas más exitosas de nuestro país en los últimos 15 años; sin duda, no queremos volver a experimentar los índices de inflación que vivimos en los ochentas y noventas. Sin embargo, la evidencia estadística demuestra que existen algunos productos y servicios como lo es la energía eléctrica, los combustibles, la tortilla o la leche; que a lo largo del tiempo han incrementado su costo más que el promedio general. Y esa es una realidad particular de un buen número de mexicanos de escasos recursos.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

domingo, 13 de febrero de 2011

En Durango, ¿Cuál es el papel de la mujer en el trabajo?

Nunca como ahora se ha evidenciado el peso específico que tiene la mujer en las actividades productivas de nuestro país. Sin embargo, a pesar de que participan cada vez más en actividades productivas, aún aparecen en puestos de inferior nivel salarial, directivo y, paradójicamente, aún se ubican en un segmento de la población que sufre discriminación.

De acuerdo al Documento “Las mujeres en Durango. Estadísticas sobre desigualdad de género y violencia contra las mujeres”, publicado por el INEGI en 2008, uno de los aspectos que está modificando la vida familiar y, en consecuencia, la de las mujeres, es la creciente presencia de hogares con jefatura femenina.

En nuestra entidad, como a nivel nacional, alrededor de uno de cada cinco hogares es comandado por una mujer. En cinco años, la tasa de jefatura femenina aumentó en Durango de 20.4 a 22.6%.

En el terreno educativo, se ha logrado revertir la brecha existente en asistencia a la escuela que solía ser desventajosa para las niñas y adolescentes. En 2005, la tasa de asistencia de la población de 6 a 12 años en la entidad era similar para las niñas y para los niños (96.6 y 96.5%, respectivamente). La matrícula escolar de educación media estaba compuesta por 52.3% de mujeres y 50.3% de hombres en el nivel superior en 2006. En conjunto, puede decirse que la brecha educativa entre mujeres y hombres se ha reducido de manera significativa, siendo el promedio de escolaridad de la población de 15 años y más de 8 años para hombres y mujeres por igual.

No obstante ésta mayor participación en la educación y en la jefatura de las familias, aún persiste una enorme diferencia en la participación del la mujer en actividades productivas remuneradas. La mayor educación que hoy día están alcanzando las mujeres en Durango no se ve de alguna manera reflejada en el nivel y forma de participar en la actividad económica.

La tasa de participación económica femenina en la entidad es de 33.4%, menor al promedio nacional (41.4%). La tasa de desocupación en las mujeres (2.5%) es menor que la de los hombres (3.1%). Las mujeres siguen realizando la mayor parte del trabajo no remunerado, tanto del que realiza para el mercado, como el que comprende las actividades domésticas.

En Durango, la mujer que participa en la actividad económica tiene una sobre jornada de trabajo total promedio de 11.7 horas más que la masculina; esta cifra es ligeramente mayor al promedio nacional (10.4).

Otra esfera de participación asimétrica entre hombres y mujeres es la participación en la toma de decisiones. Con datos de 2008, el ámbito de la participación política en los municipios indica que es escasa: no hay presidentas municipales mujeres, 22.1% son regidoras y no hay síndicas. Para el 2008, el Congreso local estuvo constituido por 16.7% de mujeres diputadas. En el nivel nacional la cifra para el periodo 2006-2009 estuvo en 21.3%.

Sin embargo, a pesar de la innegable contribución de las mujeres a las actividades productivas, a su mayor participación en la educación, y al asumir cada vez más el rol de jefe de familia, uno de los frenos más recurrentes en la participación de las mujeres en la toma de decisiones, tanto en la esfera pública como la privada, es la violencia que sistemáticamente se ejerce sobre ellas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares ENDIREH (2006), que también publicó el INEGI prácticamente una de cada dos mujeres de 15 años y más, casadas o unidas, sufrió al menos un incidente de violencia por parte de su pareja (47.9%); mayor a la observada en el nivel nacional (40.0%). Este tipo de violencia conyugal es similar en zonas urbanas y en rurales.

Nunca como ahora se ha evidenciado el peso específico que tiene la mujer en las actividades productivas de nuestro país. Cada vez más asumen un rol protagónico en la familia, están cerrando la brecha de participación en actividades productivas remuneradas; sin embargo, aún mantienen un perfil que las ubica como un segmento de la población que sufre discriminación.

@leon_alvarez

sábado, 12 de febrero de 2011

Y… ¿El cambio de políticas?

Al momento de redactar este artículo hace frío. Es mitad de diciembre 2010 y así como está el clima helado, impasible; así se percibe el ambiente en cuestión de la definición de políticas públicas que requiere nuestra entidad. Cada gestión tiene un sello propio y todavía no sabemos cuál es en ésta recién llegada administración estatal.

En materia de desarrollo económico --como en la mayoría de las oficinas del estado--, se mantienen en seguidilla los mismos hábitos, iguales estructuras y, en general, los mismos cuadros. Algunas prácticas que antaño veíamos en el municipio llegaron para instalarse y duplicarse en el estado. La lógica apunta para que en cada “cambio” de gestión, por lo menos, se haga un replanteamiento de metas, estrategias y hasta de objetivos. No solamente de edificios. ¿Cuáles son las definiciones de ésta administración? ¿Qué aprendimos los duranguenses con el resultado electoral de julio pasado? ¿Qué aprendieron nuestros políticos ganadores de esa elección?

No es lo mismo continuidad que continuismo. Es momento de hacer valer las consultas públicas y promover otra dinámica. Por ejemplo, qué información arrojan estos ejercicios democráticos para evaluar programas, alcances, impacto. Qué tanto se avanzó en zonas marginadas con respecto a 2004. Dónde están los indicadores de gestión. Quién evalúa profesionalmente los programas de gobierno. ¿El propio gobierno?

Sabemos que las dos grandes prioridades son inseguridad y empleo; también conocemos las grandes obras de infraestructura que están en proceso; en el papel allí está canalizado el presupuesto. En el mediano y largo plazo sin duda traerán beneficios, pero, en tanto se concluyen ¿Qué pasa con los micro, pequeños y medianos negocios (mipymes)? ¿Qué pasará con nuestra vocación económica regional, municipal, o estatal? ¿Cuál es el rumbo?

En la práctica, el tema de (mipymes) se mantiene desplazado por las prioridades sociales. Los gobiernos compiten por apoyar a los pobres y se olvidan de la clase media educada y proactiva. Es muy fácil que a una persona que vive en una zona marginada, que no tiene educación y que no tiene un empleo formal ni remunerado y tampoco una figura formal de negocio, se le apoye con recursos directos. Por obvias razones, este tipo de personas abundan y no hay recursos suficientes para satisfacer su demanda. Incluso, hay evidencia estadística que demuestra que no son multiplicadores de riqueza porque los apoyos los destinan para consumir bienes y servicios, no para invertir. (Ver tablas de población y crecimiento del PIB).


En estados como Durango donde la tradición política es amplia, el debate entre los economistas se centra en ver dónde incide más el estado en el desarrollo económico. Me inclino por la promoción económica en vez del desarrollo social, obviamente. No deben ser excluyentes, pero uno debe ser punta de lanza.

Sin embargo, históricamente, los que piensan igual que yo hemos perdido el debate porque nuestra condición cultural e histórica nos demuestra que no contamos con capital social proactivo. La sociedad civil es blanda, sumisa y poco organizada. Los empresarios transitan por el mismo camino o simplemente se acomodan a las condiciones de cada administración. Esa es la razón por la cual el gobierno tranquilamente decide por nosotros.

Hay una condición estructural que no debemos dejar de lado: la densidad poblacional. Hay una relación directa entre el nivel poblacional y nuestro desarrollo económico y, obviamente, la capacidad de acción de la sociedad civil organizada. Nuestro tamaño económico es proporcional a lo que contribuimos al PIB nacional, esa es otra lógica económica que en el mediano y largo plazo es inevitable. (Volver a ver tablas).

Es momento de hacer valer las consultas públicas y promover otra dinámica. Cada gestión tiene un sello propio. Queda claro que el continuismo no es lo mismo que la continuidad.

* Artículo exclusivo para la revista Soy Durango
   Enero 2011
Leonardo Alvarez
leonardo.alvarez@gdinnovaciones.com.mx
@leon_alvarez