martes, 11 de mayo de 2010

Recuperación sin consumo interno

Hay muchas carencias que pueden demostrar con mucha facilidad que México está muy lejos del ansiado camino correcto a la recuperación.

Es un hecho que muchos indicadores de la actividad económica de México han tomado un mayor dinamismo, sobre todo, si se comparan con el estrepitoso año 2009. Dada la enorme caída que se registró el año pasado en toda la economía, hoy, cualquier indicador mostrará un crecimiento exponencial digno de ser vitoreado con alcances electorales.

Entre los mejores repuntes está la actividad industrial y entre los más festejables, la paulatina y moderada recuperación de empleo. Respecto a la actividad industrial destaca el índice Global de la Actividad Económica (IGAE), que muestra la recuperación de la demanda de bienes exportables de Estados Unidos. En su comparación anual, el IGAE aumentó 3.4% en términos reales durante febrero pasado. Por grandes grupos de actividades, los resultados fueron los siguientes: las actividades primarias crecieron 8%; las secundarias 4.4% y las terciarias lo hicieron en 2.5% en el mes en cuestión frente a las reportadas en febrero de 2009.

En términos de empleos en el IMSS, es más correcto afirmar que “recuperamos” empleos a decir “creamos nuevos empleos”. La diferencia radica en las comparaciones anuales respecto de 2009, el peor año para todos los indicadores clave de la economía en los últimos 15 años. A nivel nacional hemos recuperado alrededor de 290 mil empleos, considerando eventuales y permanentes, pero con respecto a 2008, mantenemos un déficit de 379 mil empleos de carácter permanente, es decir, trabajo de mediano y largo plazo destinado a profesionistas principalmente.

Sin pretender ser negativo o pesimista a pie juntillas, hay tres indicadores clave que nos demuestran que la recuperación de México carece de sustento local: 1) El consumo cayó a un nivel inferior al de antes de la crisis, por lo que el índice de confianza del consumidor es bajo; 2) Baja en remesas (-12%) y 3) El volumen de sueldos mantiene “deprimido” el gasto doméstico, esto explica la baja expectativa del consumo privado.


Estos tres indicadores marcan el contraste entre las expectativas de los analistas privados y los consumidores, una brecha de 70 puntos que se mantiene muy abierta en tanto no se modifiquen las tendencias de la economía doméstica, cuando despunte el consumo de bienes duraderos.



Hay muchas carencias que pueden demostrar con mucha facilidad que México está muy lejos del ansiado camino correcto a la recuperación. El error sistemático de todos los gobiernos es pretender mejorar la percepción de la economía a través de los medios de comunicación, cuando basta echarse un brinco hacia las clases populares para ver en qué nivel de consumo están.

Leonardo Alvarez