lunes, 24 de agosto de 2009

El alza de los precios

A todos nos preocupa que cada vez que hacemos nuestras compras de víveres y despensa no nos alcance el gasto o, mejor dicho, cada vez son menos los productos que adquirimos. Más, si usted es la típica ama de casa o el padre de familia que día a día cuida el gasto y, al mismo tiempo, hace que su mesa esté bien servida para su familia. Cuando esto sucede, la inflación o el aumento de precios en productos y servicios no se hace esperar.

La inflación se define como el crecimiento continuo en el nivel general de precios. El Banco de México utiliza para medirla el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), indicador cuya finalidad es estimar la evolución de los precios de una canasta de bienes y servicios que consume una familia promedio.

En la práctica, lo que conocemos como inflación es el crecimiento porcentual del INPC, y las variaciones de este indicador se consideran una buena aproximación de los cambios de precios de los bienes y servicios comerciados en el país. Pero, normalmente, en una época aumentan un grupo de bienes y en otra disminuyen, lo que complica su medición y su impacto en la economía por la volatilidad normal de tipo estacional, sobre todo los productos agropecuarios.

Por ello, en la medición de este indicador se distinguen los bienes y servicios finales que son aquellos productos que ya no requieren ninguna transformación y son consumidos directamente como: alimentos, ropa, automóviles, electricidad residencial, esparcimiento… Y los bienes y servicios intermedios que son utilizados para producir otros bienes finales o se consumen para prestar algún servicio adicional. En estos artículos hay que poner cuidado porque si su precio se incrementa afectan fuertemente a la economía en un efecto cascada. Por ejemplo ¡No es lo mismo que el jitomate se eleve de precio en época de lluvia y después tienda a bajar en otra época; a que se eleve una materia prima o un insumo como el azúcar o la gasolina.







En este sentido, según los datos difundidos por el Banco de México recientemente, los precios al consumidor de nuestro país subieron 0.27% en la primera quincena de julio, y la tasa de inflación anual moderó su ritmo; sin embargo, medida a tasa anual, la inflación se posicionó en 5.44% hasta la primera mitad de julio; muy por arriba de la meta del banco central del 3.0% esperada al cierre de 2009.


Una de las grandes preocupaciones de los Bancos Centrales y los gobiernos es mantener la inflación controlada para que no dañe el poder adquisitivo de las personas; pero, en épocas de crisis como la actual, en donde los ingresos del gobierno están siendo afectados y las empresas están recortando personal y, en el mejor de los casos, están realizando paros técnicos, el consumo de las familias se ve afectado seriamente.

Por el momento, nuestras autoridades están preparando un paquete económico para 2010 donde aparecerán incrementos en las principales tarifas de gobierno y probablemente en los principales impuestos. No descarte usted que la gasolina sea uno de los bienes intermedios que afectarán el poder adquisitivo de las familias porque incrementará el precio de los productos. Por lo pronto, tan solo en julio y agosto, el impacto en el incremento en el precio del azúcar (un bien intermedio por excelencia) ha puesto a temblar a buena parte de nuestras industrias y nuestros bolsillos.

En este contexto, mi recomendación es que trate de sustituir productos de su consumo diario por alguno más barato que ofrezca las mismas características; obviamente, otorgue prioridad a los alimentos y los costos fijos. Evite endeudarse y utilizar indiscriminadamente las tarjetas de crédito; y por cierto, vaya preparando su bicicleta para gastar menos en combustible y, de paso, mejorar la salud.

Leonardo Alvarez

miércoles, 19 de agosto de 2009

Actividad Industrial e Inversión Fija Bruta (Mayo-Junio 2009)

A pesar del optimismo que solo nuestras autoridades en materia económica ven, derivado del cambio de inflexión “apenas perceptible” en algunos indicadores como la generación de empleo “eventual” o la confianza del consumidor “en bienes de consumo primario” –que en julio ya no cayeron tan estrepitosamente- las noticias sobre las condiciones de nuestra endeble economía no son nada halagadoras para 2010. Sobre todo lo relacionado con el deterioro de nuestra planta industrial.

Por un lado, el INEGI reporta que la inversión que hicieron las empresas en México se desplomó 16.6% en mayo a tasa anual. Es la baja más profunda desde diciembre de 1995, cuando el indicador se hundió 25% durante la denominada "Crisis del Tequila" o “Efecto Tequila”, que se extendió a nivel global. El principal indicador de inversión, mostró que el gasto total de las empresas en maquinaria y equipo cayó 32.9% en mayo a tasa anual, por la incapacidad de las empresas para adquirir aparatos nacionales e importados.


Por otra parte, INEGI también reporta que la actividad industrial de México bajó un 10.6% en junio a tasa anual, una caída en línea con lo esperado por el mercado. El comportamiento anual de la Actividad Industrial fue resultado de la contracción en tres de los cuatro sectores que la integran. Tan solo el sector de las Industrias Manufactureras descendió (‑)15.2% en el mes de referencia, destacando el desempeño a la baja de la fabricación de equipo de transporte; industrias metálicas básicas; equipo de computación, comunicación, medición, componentes y accesorios electrónicos, y productos metálicos.



Lo que realmente es preocupante para nuestra economía es que la caída de la producción se combina con la endeble situación de nuestras finanzas públicas. Es decir, poca producción industrial=pocos impuestos=raquíticos ingresos fiscales, por lo tanto, se espera un pobre gasto público para programas contracíclicos. Esto es un resultado inevitable por la parálisis casi total de nuestra industria exportadora por el cambio en el patrón de consumo norteamericano, y una economía interna de poco arrastre.

El último pronóstico de la Secretaría de Hacienda para crecimiento del PIB en 2009 para México, es una caída de (-)10.5%, el más bajo de América Latina en los últimos 10 años. De continuar la caída en los precios del petróleo –principal ingreso del gobierno- durante todo el próximo año, sin dudarlo, esto precipitaría a México hacia la más grave recesión en 30 años. Por ello, no comparto el optimismo de nuestras autoridades gubernamentales, sobre todo en lo que se refiere a la generación de empleos formales. (Figura 7).

Me parece que nos encontramos ante una inmejorable posición para exigir y propiciar los cambios pertinentes en materia económica: las reformas estructurales que tanto necesitamos en materia de competitividad, una vocación industrial alternativa hacia el fortalecimiento del mercado interno, nuevos horizontes comerciales hacia Europa, Sudamérica y Asia, y por qué no, pensar en una nueva cultura de responsabilidad económica y financiera en nuestros propios patrones de consumo. Si no lo hacemos nosotros, seguiremos añorando crecer como lo hace Chile, Brasil o la misma Argentina. Que ellos sean nuestros cánones a seguir y no solo los norteamericanos.

Leonardo Alvarez

leonardo.alvarez@prodigy.net.mx

viernes, 14 de agosto de 2009

Optimismo no compartido...

De acuerdo a las recientes declaraciones sobre “indicios” de una recuperación de la economía mexicana evidenciada por la aparición de “brotes verdes” en el horizonte, enfatizado recientemente por la Secretaría de Hacienda y por el presidente Felipe Calderón, evidentemente, no debe entusiasmarnos en lo absoluto.
Si esa aseveración corresponde a los Estados Unidos, es correcta. Pero en México, por efectos de “réplica a destiempo”, esta recuperación, si bien nos va, comenzará a mediados del próximo año por un efecto de onda expansiva. Lo que sucede es que la confianza de los empresarios mexicanos sobre el manejo de la economía está por los suelos.
En julio del presente año el Índice de Pedidos del Sector Manufacturero (IPM) registró un nivel de 48.7 puntos en su serie original (50= neutro), representando una disminución de (‑)2.4 puntos respecto a la cifra de 51.1 puntos observada durante el mismo mes de 2008. Con datos desestacionalizados, el IPM mostró un incremento de 0.91 puntos, con relación a junio pasado.




Por el contrario, en la misma encuesta, el Indicador de Confianza del Productor (ICP) se situó en 37.5 puntos en el séptimo mes de 2009, nivel inferior en (‑)7.6 puntos al reportado en julio del año pasado, cuando fue de 45.1 puntos. Al comparar los datos respecto a junio, el indicador registró un crecimiento mensual de 1.62 puntos. Si comparamos el comportamiento de ambos indicadores, la confianza del productor es mucho menor que los pedidos manufactureros, lo que nos indica una gran incertidumbre del sector privado nacional y extranjero sobre el futuro económico de México.


Ante la fragilidad de las finanzas públicas de México, lo primero que se realizó fue un recorte (en dos etapas) de 85 mil millones de pesos al presupuesto 2009, y lo más probable es que los impuestos y tarifas aumentarán en cascada (cuotas en carreteras, luz eléctrica, combustibles, ietu, isr, iva…) lo que obviamente presionará a la alza la inflación y desatará desequilibrios en las tasas de interés y en el tipo de cambio.
La incertidumbre y ambigüedad en el manejo de la economía hace que definitivamente no podamos compartir el optimismo del presidente y de la Secretaría de Hacienda.


Leonardo Alvarez
leonardo.alvarez@prodigy.net.mx

viernes, 7 de agosto de 2009

El domingo, la fiesta fue multicolor…

Los de blanco han menospreciado sistemáticamente a los de color por su juventud y su frágil y pequeño aspecto físico –yo no cuento en la estadística de juventud-, y a pesar de sus marrullerías, le pusimos el color a la casa, de nuevo. Tres dianas contra una.

Porque jugamos en equipo y con el corazón…

Además, creo que el subtítulo de esta crónica debería ser: ¡¡Fue foul, árbitro! ¡¡Fue foul, de Emilio, yo lo vííí!!!...

-Pero si no ves nada-. Dirán mis amigos y detractores.

Gracias a mi ceguera no veo los fouls: los huelo, los intuyo. Y es cierto, ante la circunstancia de mi oscuridad visual, he aprendido a saborear un gol y a escuchar cómo se siente un pase antes de enviarlo.

Quizá esa sea la virtud más grande de mi equipo: convertir en fortaleza la debilidad. Es el arte del engaño. Eso provoca que antes del juego nos vean como seres débiles e insignificantes.

A decir de muchos, por ejemplo, soy un enano eléctrico y cegatón. En medio del campo, de tan pequeña estatura parece que siempre estoy muy lejos, pero siempre ocurro primero por la pelota.

Se equivocan de a madre quienes creen que las medidas físicas y los índices de velocidad y de fuerza determinan la eficacia de un jugador de futbol, como también se equivocan quienes creen que los tests de inteligencia tienen algo que ver con el talento, o que existe alguna relación entre el tamaño del pene y el placer sexual. No, no, no, no… En el futbol, la habilidad es más determinante que las condiciones atléticas, y en muchos casos, la habilidad consiste en el arte de convertir las limitaciones en virtudes.

Hace tiempo, formé parte de un equipo en el que el mejor mediocampista era gordito, dudo que tuviera la capacidad de trotar por más de 5 minutos consecutivos. Además, entre tiempo y tiempo se fumaba un cigarro marca “Alitas” o “Luchadores”. Su lugar era exactamente en el centro del campo, como orquestador del equipo; no corría a cien por hora, en absoluto; pero si le llegaba el balón, lo guardaba entre sus pies como ninguno, y lo mejor, tenía el toque tan preciso que sus diagonales eran tales que solo te invitaban a tocarlas una sola vez, y siempre hacia la red. ¡¡¡Que manera de pensar con los pies!!!

En ese grupo aprendí que la virtud más grande es jugar con el cerebro y en equipo, pero también con el corazón. Eso es lo que les faltó el domingo a los de blanco.

Leo, el enano eléctrico.

martes, 4 de agosto de 2009

¡¡NO les importan las cifras de empleo...!!!

Bueno, querida familia lectora de este blog.

Digo familia porque sé que a todos los que me están cuestionando en mi blog, los conozco y hasta los cuento con los dedos de la mano izquierda. En fin, a estos tres lectores que tengo les comento lo siguiente:


Las autoridades locales no mienten acerca de las cifras de empleo. Mi critica es que cuando les son favorables, las utilizan, las pregonan y las difunden como si el empleo o la tasa de desocupación dependiera de ellos. Nada más alejado de la realidad. El empleo por lo menos en un estado como Durango, es un fenómeno cíclico, como la lluvia o la primavera.


Mi crítica es que, siempre, como por arte de magia, cuando las cifras favorecen, se convierten en paladínes de la generación de empleos. Luego, acompañados de este anuncio, mediáticamente le sigue la inauguración de una "gran obra" de una "gran remodelación" o de la apertura de fábricas que generarán "miles de empleos".


Digo, no es curioso que, mientras en el mundo las fábricas se reestructuran, hay paros técnicos y el desempleo aumenta, en un estado como Durango "curiosamente" y gracias las políticas exitosas de nuestro "tlatoani" el infalible, el que nunca se equivoca y que es perfecto; ese que todo lo ordena y lo controla, en Durango todo es amor y prosperidad.


¿Y tú, le crees al gobierno?
¡¡¡Gracias, Dios terrenal onmipotente que nos gobiernas!!!
¡¡¡Que haríamos sin ti!!!!


Las gráficas de mi colaboración anterior se explican con dos tablitas de la siguiente manera:
A nivel nacional, hay un saldo de 596 mil 200 desempleados que reportó el IMSS en junio del presente año respecto al mismo mes del año pasado. A tasa anual, entre junio 2008 y junio 2009, ésta disminución representó una reducción de los asegurados al IMSS de (-)4.14%, de manera muy congruente con la tasa de desocupación que reportó INEGI de 5.17% para el sexto mes del año. Es cierto que entre mayo y junio hay una cifra positiva de 19 mil 243 plazas nuevas (argumento que la economía tocó fondo y pronto se recuperará), pero el saldo anual es muy negativo.



Con respecto a los empleos y la economía a nivel local…. Para las autoridades no pasa nada: ni lo minimizan, pero tampoco lo magnifican, todo está controlado acá en Durango. La recesión económica es de afuera, ya nos recuperaremos cuando Estados Unidos lo haga. Ustedes no se preocupen, que se preocupen los que realmente generan empleos. Si ya tenían planes de regresar, pues no hay problema, nosotros, en voz de las autoridades, estamos chingonamente, renuncien a sus empleos allá y vénganse para acá ¿¿¿cuál es el problema???

En Durango, desde febrero teníamos un saldo favorable mes con mes, íbamos sumando empleos, pocos pero consistentes por que la agroindustria y el sector textil no han sido tan golpeados como las automotrices, por ejemplo. Sin embargo, entre mayo y junio de este año, mostramos una pequeña recaída del empleo por el cierre de aserraderos, principalmente. No obstante, el saldo anual también es muy negativo (-5 mil 301 plazas).



Mi conclusión es que: no se hagan bolas. Los gobiernos no generan empleos, eso los salva de toda la responsabilidad.

Sin embargo, sí son responsables de encabezar un programa que incentive y promueva la generación de empleos en las empresas. ¿¿Y, ustedes conocen qué hacen???

Hay planes asistencialistas, pero no incentivadores de empleos, es lo malo. Los planes asistencialistas son populares, dan votos; la inversión productiva no necesariamente.

Por otro lado, hay que aceptar que seguimos en un estado sumamente paternalista. Hagan de cuenta que Durango es una isla dentro de México con las mismas practicas que se llevaron a cabo en los años 70´s en el país. Los empresarios y los medios de comunicación dependen de las dádivas del gobierno; la oposición, no existe; las universidades, pues de ahí salen nuestro líderes del gobierno... Bueno, es una calca de la historia de México de los setentas, lean de historia y se enterarán cómo vivimos.

Por eso argumento que al gobierno no le interesan las cifras de empleo...

Espero haber sido un poco más claro.

Leonardo Alvarez

leonardo.alvarez@prodigy.net.mx