sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Cómo incentivar el empleo en un contexto de recesión?

La tasa de desocupación en nuestro país, en agosto, fue de 6.28%, mientras que para el mismo mes del año pasado fue de 4.2 por ciento.

Antes de la crisis económica formal (septiembre 2008), en nuestro país existía ya un componente estructural o permanente que presionaba una tasa de desempleo promedio de 4.5%, algo así como 1.8 millones de desocupados en promedio.


Hoy, además de éste déficit de empleos que ya arrastrábamos, por los desagradables efectos de la actual recesión económica que vivimos, de acuerdo con el reporte mensual del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en agosto, las personas sin ocupación sumaron 2 millones 870 mil desocupados.

Para Durango, con cifras de INEGI pero al cierre del segundo trimestre de este año, la tasa de desocupación llegó a 5.5% de la PEA, lo que equivale a que 33 mil personas se encuentren desocupadas. Algo sumamente preocupante.

No es gratuito que a pesar de los esfuerzos mediáticos por minimizar sus efectos, la crisis económica nos impactará severamente durante este 2009 y, seguramente, sus efectos perdurarán durante el primer semestre del año próximo. Y la solución a este grave problema, debemos reconocerlo, no vendrá exclusivamente del Gobierno Federal y el Presidente; o del Gobierno del Estado y el Gobernador; como tampoco de los empresarios, o de los programas sociales contra la pobreza o la reforma fiscal. Si no cambiamos los deficientes arreglos institucionales de nuestro país, es muy probable que no salgamos de este atolladero en mucho tiempo.

Y es que la recuperación de la economía está sujeta a los ”acuerdos” institucionales que surjan entre nuestros “líderes” para solucionar los problemas de largo plazo, como lo es la eliminación de la excesiva caga fiscal de PEMEX, la búsqueda de fuentes alternas de ingresos públicos o la regulación eficiente de monopolios, por citar sólo unos ejemplos.

El ejecutivo lanzó ya un paquete fiscal que está en manos del Congreso; es eminentemente recaudatorio, más bien de corte “ochentero”, con las medidas de siempre: más impuestos a los ciudadanos en el que no se incentiva a los empresarios a generar riqueza. El pretexto es que habrá más apoyo para los pobres...

No se aprecia por ningún lado su acción decidida contra los grupos rentistas que tanto sangran al país como son: sindicatos, monopolios públicos y privados, burocracias inútiles, economía informal…; y en nuestros legisladores, lo único que vemos es una postura populista, de rechazo al paquete fiscal y poca propuesta. Hoy –como si se tratase de una comedia cantinflesca- todos los Diputados son expertos en el tema del empleo y los impuestos, y se han convertido en los principales defensores de los pobres. Eso sí, cobrando jugosos sueldos en el Congreso. ¿No es una ironía?

La generación de empleos no es cuestión de colores partidistas, de más impuestos o solo de apoyo a los pobres. Es momento de que nuestro país reciba algo a cambio de nuestros políticos. Por lo pronto, si no cambiamos los deficientes arreglos institucionales que tenemos, prevalecerá la mala distribución de la riqueza y seguiremos experimentando el abuso de los grupos rentistas más fuertes de nuestro país. Así, es muy probable que no salgamos de este atolladero en mucho tiempo.

Leonardo Alvarez
leonardo.alvarez@prodigy.net.mx

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