martes, 14 de diciembre de 2010

Desempleo e inflación

Hay dos variables macroeconómicas que permanentemente mantienen preocupados a todos los gobiernos del mundo: el desempleo y la inflación. En estos dos indicadores se sintetiza el éxito o fracaso de la política económica de cualquier país.

El desempleo nos muestra la capacidad del mercado laboral de absorber mano de obra, talento o capital intelectual. De esta variable se desprende el gasto familiar, doméstico, empresarial y las inversiones y el ahorro. Mientras que la inflación nos indica cuál es la capacidad de compra de productos y servicios departe de las familias, empresas y el gobierno.

De tal suerte que, a mayor desempleo hay menos ingreso disponible para consumir departe de las familias, y las empresas dejan de vender mercancías; éstas a su vez dejan de invertir, no pagan salarios e impuestos y el gobierno, en la medida de sus posibilidades, intenta sustituir la inversión privada por inversión pública. Entre más desempleo haya, mayores problemas tiene el gobierno en otros rubros, como la inseguridad, por ejemplo.

En cuanto a la inflación, si ésta no es controlada y comienza una escalada incontrolable de aumentos de precio en los productos y servicios de la economía, el resultado es funesto. ¿Imagine un contexto en el que no haya ingresos por falta de trabajo y los productos y servicios cada día aumentan de precio?

De ese tamaño es el compromiso de las autoridades monetarias de cualquier país; en el caso de México, ésta responsabilidad recae en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Banco de México.

Gracias a que nuestro Banco Central es autónomo a partir de las reformas de 1993, en época de Carlos Salinas de Gortari, el único objetivo explícito de Banco de México es mantener la inflación controlada. Su objetivo de largo plazo es mantener la inflación en 3% anual. Para ello se auxilia de la política monetaria y la coordina con la política fiscal de la Secretaría de Hacienda.

De acuerdo al programa económico de 2010 del actual gobierno federal, parte importante de la estrategia de contención de precios es el deslizamiento mensual del precio de los combustibles. Mismo que seguirá vigente durante el próximo año 2011. Es decir, nuestro gobierno dejará de subsidiar el precio de los combustibles aumentando los precios de las gasolinas y el diesel de manera escalonada y permanente. El objetivo es igualar el precio de los combustibles con el exterior y reasignar presupuesto a obra pública y desarrollo social, principalmente.

Hasta aquí parece todo muy sencillo, sin embargo, México se encuentra padeciendo en 2010 una crisis económica que se originó en el exterior, pero que poco a poco está minando la bonanza económica que se pudo generar en por lo menos diez años de estabilidad económica: me refiero al periodo entre 1997 y el año 2007. Prácticamente, se han desperdiciado estos años de estabilidad para impulsar el mercado interno de nuestro país.

Desgraciadamente, este periodo de inestabilidad financiera internacional que, al perecer continuará el año entrante y se agudizará en otras regiones como Europa y Asia, apenas ha beneficiado la recuperación de la planta productiva de exportación de nuestro país, pero es insuficiente.

Aún no resolvemos nuestros problemas de desempleo que se mantiene en tasas promedio de 5.5%, lo que equivale a 2.7 millones de personas sin empleo; y la meta inflacionaria será rebasada por segundo año consecutivo al posicionarse entre 4.75 y 5.25% en 2010; y un pronóstico similar para 2011.

Esto nos indica que Banco de México seguirá con una política monetaria restrictiva: reduciendo el dinero en circulación, manteniendo la tasa de interés fija en 4.5%, y conteniendo los precios concertados (precios y tarifas del sector público: salario mínimo, transporte…), y con ello evitar que los precios se eleven. El problema es que el poder adquisitivo de a poco seguirá menguando y la capacidad de compra de los mexicanos también.

En realidad, la producción y el consumo doméstico no repuntan, y los aumentos escalonados al precio de los combustibles --que forman parte de una estrategia de política fiscal-- y que se mantendrán en 2011, tampoco están contribuyendo en mejorar la productividad y la competitividad de nuestro país.

El desempleo y la inflación constituyen los indicadores en los cuales se sintetiza el éxito o fracaso de la política económica de cualquier país. En México, a pesar de que nuestros indicadores mostraron mejoría respecto al año 2009, aún nos encontramos lejos de la estabilidad y el crecimiento de largo plazo.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

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