miércoles, 25 de noviembre de 2009

¡¡¡Nuestro problema es político, estúpidos!!!

Hace mucho tiempo que no veíamos en medios de comunicación una respuesta tan enconada de parte de las figuras del gabinete presidencial de Flipe Calderón contra una declaración incisiva.



Los primeros cuadros: Ernesto Cordero, Agustín Carstens, Gustavo Madero, Martín Werner, César Nava y el propio Felipe Calderón se sintieron aludidos por las palabras de Joseph Stiglitz. Cerraron filas con el presidente: envalentonados, heridos en su orgullo por ser minimizados por un premio nobel de economía. Sin embargo, es muy tarde para quitarse esa etiqueta


Joseph Stiglitz, afirmó que el desempeño de México en el manejo de la crisis ha sido uno de los peores en el mundo y, en cambio, países como Australia y Brasil fueron los que mejor la enfrentaron, ya que tuvieron una reacción gubernamental “muy fuerte”, así como una regulación bancaria que hizo que su sistema financiero soportara las dificultades.

Y no estoy de acuerdo, no hay una base comparativa justa en esta aseveración. En cambio, me atrevo en afirmar que todos se equivocan y que nuestro problema no es económico, sino político.

¿Quien quiere o aspira a gobernar en un contexto de mediocridad? 
Lo que sucede es que nuestros arreglos institucionales con los grupos rentistas más fuertes del país no nos permiten crecer ni desarrollarnos económicamente: ¡¡¡Nuestro problema es político, estupídos!!!


Stiglitz es reconocido por su postura neo keynesiana de la economía, partidario del uso de la política fiscal como instrumento del estado para promover un mayor crecimiento económico en los países, sobre todo, al priorizar el gasto público para obras de infraestructura, principalmente.


Y los números y los hechos avalan sus postulados en los momentos de pánico: Estados Unidos rescató su sistema financiero con 700 mil millones de dólares; y actualmente está regulando los flujos de capital para generar mayor certeza en el mercado (corrigiendo los errores que se cometieron). Los bancos centrales del mundo, sin excepciones, tomaron la misma medida, en mayor o menor medida, pero lo hicieron. Pero la naturaleza del problema con México es diferente.


Entiendo al Secretario de Hacienda por su desesperación al argumentar que hicieron lo que pudieron. Lamentablemente, nuestros poderes ejecutivo y legislativo no saben y no quieren ponerse de acuerdo. Para ellos el poder político es lo importante.


Tiene razón Carstens al afirmar que una reducción en 800 mil barriles de petróleo diarios en la producción de PEMEX no soportaría una intervención del gobierno en la economía. Nuestro problema financiero es estructural: la recaudación impositiva representa 11% del PIB (muy pobre); 40% del gasto público está soportado por el petróleo; y la carga impositiva es la más desigual del mundo. El 48% de los ciudadanos con posibilidades no paga impuestos por todos los huecos fiscales y sectores omisos existentes. Además, se estima un 27% de evasión por economía informal y/o elusión fiscal, debido principalmente a lo complicado de nuestro sistema tributario; y por si fuera poco, mantenemos un dogma de tipo religioso al tocar el tema del IVA generalizado.


Con estos números, insisto, tiene razón el gordito Carstens al refutar al nobel por que desconoce las “tripas” del sistema; sin embargo, es muy tarde para tratar de componer la percepción general de los extranjeros y todos los mexicanos respecto al manejo que se dio a la crisis en nuestro país.

Esos primeros cuadros: Ernesto Cordero, Agustín Carstens, Gustavo Madero, Martín Werner, César Nava y el propio Felipe Calderón, minimizaron la crisis; aguantaron el presupuesto público durante 2008; se contradijeron en inumerables ocasiones; y junto con los legisladores, no han sido capaces de adecuar las reglas de juego desiguales de nuestro país... La situación aquí es que los pendejeó un premio nóbel, no Martín Esparza o López Obrador.

Y el problema endémico de nuestro país no es la economía, sino la lógica política con la que nos conducimos: Brasil, Australia y muchos otros países, seguramente cuentan con poderes gubernamentales más cohesionados, homogéneos y con un proyecto para su país de largo plazo.

Hace mucho tiempo que no veíamos en medios de comunicación una respuesta tan enconada de parte de los primeros cuadros del gabinete de Felipe Calderón; sin embargo, es muy tarde para tratar de componer la percepción general de los extranjeros y gran parte de los mexicanos respecto al manejo que se dio a la crisis en nuestro país.
Leonardo Alvarez

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