miércoles, 20 de mayo de 2009

Pragmatismo a la hora de votar.

Como todos los apasionados del quehacer político, soy un manojo de incertidumbre por el rumbo que están tomando las campañas electorales locales. Estamos ante una situación de “abulia política” de parte de los potenciales electores que es alarmante; lo peor, aún no se percibe la reacción de los partidos políticos ante un panorama inédito.

Ante este escenario, es previsible que las personas que decidan acudir a votar lo hagan de forma pragmática, partiendo de su afinidad partidista y en base a su beneficio personal, laboral o familiar. Me explico:

A nivel nacional la campaña mediática negativa contra el priísmo pone de manifiesto nuevamente que las revanchas políticas están a la orden del día. Lo peor de todo es que de confirmarse los rumores, hoy los miembros de un grupo determinado atacan a sus mismos partidarios. Lo que contradice el dicho popular que reza: “…Perro no come perro…” Sin embargo, las declaraciones de Miguel de la Madrid, el libro de Ahumada y toda la parafernalia política que está en medios de comunicación nacionales nos demuestra que: “…Priísta come priísta….” Para Acción Nacional, estos hechos son bienvenidos, además “la descalificación y el ataque al líder de la contienda” es un sello característico que ha dado resultado para Acción Nacional en todas sus contiendas donde han terminado vencedores.

En el ámbito local, el ambiente está en la indefinición. La ciudadanía aún no digiere los eventos que marcaron la contienda la semana pasada: el rechazo general a La Ley contra el Narcomenudeo; los pseudo estudiantes de FEUD que repartieron volantes y que presumiblemente fueron utilizados por Rodolfo Dorador para desprestigiar a Jorge Herrera Caldera; la reacción de los que sí son estudiantes de la FEUD; la otra reacción de la Procuraduría Local. En este contexto, cabría preguntarse ¿A quien benefician estos escándalos?

La realidad es que han terminado por minar la expectativa ciudadana por acudir a votar. No hay incentivos para acudir a las urnas. Queda entonces una decisión pragmática: votar motivados por el beneficio que representa determinado partido o candidato. ¡¡Hechos!!, no palabras, dice el refrán.

Por ejemplo, el Distrito IV, hoy es representado por Acción Nacional con Jorge Salum del Palacio. Recordemos que Adán Soria Ramírez lo perdió para el PRI –por capricho y negligencia política del propio PRI- en la pasada contienda electoral (2006). Dicen que fue por la inercia del voto a favor de Calderón. Tengo mis dudas y rechazo ésta tesis; se equivocaron de candidato y punto.

Tomando como referencia este hecho, habrá que identificar los beneficios que trajo al estado contar con Jorge Salum del Palacio como Diputado Federal, sus logros, su trabajo al lado de sus compañeros incluso de otros partidos, su identificación social y su contribución a la causa por Durango. ¿Cuáles fueron las acciones de Jorge Salum para beneficio de los ciudadanos del IV Distrito?

En este contexto, el próximo 5 de julio, los electores deben considerar qué le conviene más a nuestra entidad: contar con un político como Jorge Herrera Caldera, empresario cuajado en política que transitó con éxito en la presidencia municipal ó, elegir a Claudia Hernández Espino, ex regidora del cabildo municipal durante el periodo de Jorge Herrera Caldera como Alcalde. Habrá que medir trayectorias y elegir pragmáticamente: ¿Quién le conviene más a los ciudadanos que viven en el IV Distrito?

Desde mi muy particular punto de vista, insisto, el secreto estará en las afinidades partidistas. El voto duro por partido será la clave en estas elecciones. A nivel local y nacional, incluso. Ojala me equivoque, pero la abulia política que existe en el ambiente deja a los contendientes a merced de sus militantes de partido. Es aquí donde surge otra cuestión pragmática entre el electorado: ¿Cuántos militantes están contentos con su candidato? Los del PRI o los del PAN.
Cualquier comentario, queja o sugerencia es bienvenida.

1 comentario:

Perfil dijo...

¿Cansado de una democracia cara y una política barata? ¡Vota en blanco!

La legitimidad del sistema democrático está basada en el voto. La abstención refleja apatía. El voto en blanco generalizado representa la censura de los ciudadanos a las prácticas políticas actuales. El mensaje del voto en blanco es claro: el sistema está en crisis y por lo tanto debe cambiar.

Yo creo que la verdadera democracia implica respeto a la opinión de los ciudadanos, por eso, por primera ocasión en mi vida, estoy considerando votar en blanco.