miércoles, 4 de agosto de 2010

Apuntes sobre "desocupación" en México.

Normalmente, nuestros políticos resultan ofendidos cuando utilizamos las cifras del empleo o las tasas de desocupación para medir el éxito o fracaso de sus políticas de promoción económica.



Por principio de cuentas, la tasa de desocupación (TD) es un indicador del equilibrio del mercado laboral y no de bienestar social. De hecho, cuando existe movimiento en sus tasas, significa que la economía está en dinamismo, que es saludable. Lo que de ninguna manera implica que debamos ignorar sus efectos; al contrario, es un tema que nos debe motivar para estructurar políticas que tiendan a mejorar el mercado laboral e incentivar la apertura de nuevas empresas.



En este contexto, el “desempleo abierto” no es una medida del rezago social de un país, estado o región, así como tampoco los cambios en su tasa significan que necesariamente esté mejor o peor que antes en términos de ingresos: la TD lo único que señala es qué tan lejos o qué tan cerca está una economía de lograr el equilibrio en su mercado laboral. Su comportamiento obedece a factores cíclicos, estacionales o de coyuntura, como en la actual crisis económica de la que nos tratamos de recuperar.



En este contexto, la medida más completa y objetiva sobre desocupación en México la presenta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Para ello, utiliza la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), con la que mide el comportamiento de la Población Económicamente Activa (PEA) del país. De este instrumento se desprende que, hasta junio de 2010, el saldo que presenta el gobierno federal en ésta materia es pobre: México tiene poco más de 2.3 millones de desempleados porque la TD llegó a 5.05% de la PEA en el mes de referencia (46.09 millones de personas). Si hacemos un análisis de la TD en los últimos 10 años, de junio 2000 a junio del año 2010, obtenemos que a largo plazo se ha establecido en 3.75%, en promedio, y si comparamos los cuatro años del actual sexenio, la tasa promedio mensual se ubica en 4.50%. Lamentablemente, por efectos de la crisis económica en la que estamos ubicados actualmente, durante los últimos 24 meses hemos promediado una TD de 5.26%. Una situación que no se resuelve por arte de magia ni con buenas intenciones mediáticas.



No obstante lo anterior, es frecuente que el gobierno utilice los datos del Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) para explicar el comportamiento del empleo en un contexto de corto plazo. Aunque es válido, estadísticamente es representativo solo para un universo aproximado de 25% de la PEA, lo que implica que no es un indicador real del comportamiento de nuestra economía porque solo toma en cuenta los registros patronales de las empresas afiliadas al IMSS. En este sentido, con datos del IMSS, en coordinación con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en junio 2010, nuestro país llegó a 13 millones 793 mil 701 trabajadores afiliados al IMSS entre eventuales y permanentes. Esta cifra implica que entre junio 2009 y junio 2010, hubo un crecimiento de 600 mil 893 empleos (4.36%), un dato digno de ser anunciado por televisión en cadena nacional por nuestras autoridades, pero, que no debe tomarse muy en serio, porque la comparación se hace contra 2009, año en el que todos nuestros indicadores cayeron a su más bajo nivel en décadas.



Por otro lado, si rescatamos los empleos considerados “permanentes”, es decir, aquellos que implican contratos más allá de tres meses (largo plazo) y para profesionistas en su mayoría, en junio 2010 existen 12 millones, 251 mil 814 personas registradas en el IMSS. El saldo entre junio 2009 y junio 2010, es la recuperaron de 378 mil 415 empleos permanentes (3.09%). Sin embargo, al hacer la comparación contra junio 2008, el saldo en empleos permanentes es negativo por 184 mil 986 personas (-1.44%). En términos netos, el crecimiento del empleo entre 2008 y 2010 es apenas positivo considerando eventuales y permanentes (4 mil 693 trabajadores), apenas un 0.03%, sostenido por empleos de carácter temporal.




Estas cifras son más que preocupantes. Más allá de los anuncios y los discursos mediáticos del Presidente y de la constante obstaculización de las reformas en el Congreso y en el Senado, nos deben comprometer como país a generar opciones de trabajo más allá del mercado exterior y de lo que acontezca con Estados Unidos. Lamentablemente, no hay nada en el horizonte que nos entusiasme o que nos indique que las cosas van a cambiar.



Normalmente, los políticos se ofuscan cuando disertamos sobre las cifras de desempleo; sin embargo, hay que explicarles que llevamos 24 meses con una tasa de desocupación promedio de 5.26%. Una situación que no se resuelve por arte de magia ni con buenas intenciones mediáticas.

Leonardo Alvarez

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