lunes, 15 de junio de 2009

Hoy, que es lunes...

Hay varias cosas que me encantan los días lunes.

El común de la gente blasfema en su trabajo o su hogar porque este día marca el inicio de otro nuevo ciclo: una semana más de trabajo y de compromiso; seis o siete días de lucha con tus colegas y con el cónyuge o la pareja por sobrevivir, por citar solo un par de ejemplos. Par mí es más o menos lo mismo, solo que ampliado y al revés.

En un lunes común y corriente, mi cuerpo desata la ira de la edad y los estragos de la tortura dominical, y las cervezas sabatinas, obviamente. (Una cascarita futbolera tradicional, un paseo con la familia, el jardín, la chelas con los cuadernos, una reunión familiar....)

No falta actividad o actividades del fin de semana que, la tarde del domingo, terminan por tirarte a la cama, dolorido, apesadumbrado, sucio, sudoroso y hasta malherido. A veces con la satisfacción de triunfo, y otras tantas con el dolor de una derrota. Eso sí, con el deleite pleno de sentirte el ciclista que ganó la Tour de Francia, o el medallista Olímpico de Tae Kwon Do, o el mismísimo Cruyff en sus mejores tiempos.

Debo confesar que, aunque pocas veces lo logre, mi intención es siempre patear al ángulo y ganar el partido; subir la cuesta más alta en menos tiempo; o llegar más lejos y más alto que aquel que corre a mi lado...no lo puedo evitar. Hay que sudar una camiseta, sangrarla, morder el polvo depués de una derrota, e incluso, herrar un penal para saber de lo que escribo.

"...Hay una secreta ley de las compensaciones que exige que los campeones tengan raspaduras..." dice Juan Villoro.

Pues ese soy yo. Un campeón de barrio, un campeón de días festivos o domingos de una picaresca cascarita futbolera que en ese instante olvida la cotidianeidad, que repudia la ociosidad y la mala vibra. La inactividad. Un maldito loco competitivo que es capaz de romperse el cuerpo por el equipo y rompérselo al contrario -en buena lid- con tal de ganar el partido

Hoy, que es lunes, por cierto, que me duelen los tobillos -esta vez no es por los golpes que dí, sino por los que recibí-; que me cuesta trabajo cerrar la mano derecha por una añeja luxación; que tengo la espalda raspada y además con una estela de piel extra-bronceada por una sobre exposición solar (me duele un chingo!!!); hoy, precisamente hoy, que amanecí con un lente incrustado en el párpado derecho por un choque de cabeza; les puedo decir, con satisfacción, que contribuí a que mi equipo ganara el partido.

Por eso, ¡¡adoro los lunes!!!

Leo Cruyff.
leonardo.alvarez@prodigy.net.mx

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