martes, 19 de octubre de 2010

Inflación y escasez

Van 11 los aumentos de precio en los combustibles, y con ello, se incrementa el descontento general de la ciudadanía. Esto es aprovechado políticamente por la oposición para denostar al actual Gobierno Federal, al que por cierto, le falta una buena y organizada comunicación, pero, sobre todo, que se refleje positivamente el impacto de la política empresarial en los pequeños y medianos negocios.

Sin embargo, dado que el aumento de los pecios escalonado de los combustibles es una medida de política económica anunciada por la Secretaría de Hacienda y consensada por el Banco de México desde principios del presente año, no me preocupa tanto. Lo que realmente es alarmante es el impacto brutal en la oferta de alimentos, bienes y servicios que se tendrá en el corto plazo por los efectos devastadores de los huracanes en las costas del sureste mexicano. Los economistas definen este fenómeno como una escalada repentina e inesperada de precios relativos. Este sí es un verdadero problema para el país en estos momentos.

La diferencia respecto a la inflación es la siguiente: La inflación, es un aumento generalizado y sostenido en el nivel de precios durante un año, se constituye sin duda como uno de los fenómenos económicos más dañinos y costosos que existen. En cambio, los precios relativos, son oscilaciones de precio generados por efecto estacional: navidad, día de reyes, diez de mayo… Es decir, son aquellos aumentos y disminuciones temporales en el precio de algunos productos, provocados por una temporada específica o por un problema inesperado como los huracanes.

El inconveniente en nuestro país es la frágil estructura industrial interna que aún no se recupera de la crisis económica del 2008 y 09. Los aumentos escalonados al precio de los combustibles formaron parte de una estrategia de salida para la actual crisis económica, al permitir al gobierno re-encauzar un subsidio elevadísimo que mantenía en el precio de los energéticos; sin embargo, el supuesto original contemplaba que para el tercer trimestre de 2010 estaríamos en franca recuperación: remesas, inversión extranjera, empleos, consumo privado.

En realidad, nuestra economía se recuperó por debajo de la expectativa inicial. Los motores del crecimiento como el empleo y el consumo privado, siguen estancados. Y lo peor es la expectativa futura de escasez que, obviamente generará presión inflacionaria hacia finales de año. Menudo reto el de nuestras autoridades económicas.

Por un lado, el efecto inmediato esperado será una restricción del circulante y del crédito, y con ello el consumo y la inversión privada volverán a contraerse; y por otra parte, la liberación de recursos extraordinarios para los estados afectados generará desequilibrio en las finanzas públicas y una presión para aumentar el déficit fiscal de nuestro país.

Definitivamente, no son buenas noticias para México. Especialmente hoy que se discute el presupuesto federal para 2011 y la asignación de las partidas para los gobiernos de las entidades de la República. Si en la “abundancia” nuestros políticos no se ponen de acuerdo, actualmente, con un panorama inflacionario enfrente, ¿Qué podemos esperar?

Van 11 aumentos consecutivos de precio en los combustibles, y con ello, se incrementa el descontento general de la ciudadanía. Sin embargo, en realidad, es más preocupante la escasez de alimentos, bienes y servicios que provocaron los huracanes en el sureste mexicano.

Ojalá esto sea aprovechado por la oposición para demostrar que sí se puede generar una reforma fiscal integral, y no solamente sirva para denostar al actual Gobierno Federal.


Leonardo Alvarez

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