martes, 27 de abril de 2010

¿Cuáles son los Alcances de la Promoción Económica en Durango?

El desarrollo económico no depende de una varita mágica o de una decisión política. Se trata de un proceso sistemático de promoción y construcción de oportunidades de largo plazo, sustentado en la disponibilidad de infraestructura física, empresarial y educativa, combinado con la provisión de bajos costos de transacción que induzcan economías de escala eficientes para la acumulación de capital productivo. Economías de aglomeración, dicen los economistas.



El reto no es sencillo. Y más, si se trata de un estado como Durango, que ocupa el lugar 21 de entre las 31 entidades federativas en competitividad nacional (Índice del IMCO, 2008). De acuerdo al último dato arrojado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en el 2008, Durango cayó cuatro posiciones respecto al mismo índice de 2006, al pasar del lugar 17 al 21 a nivel nacional en términos de competitividad.


En el índice, durante el periodo 2001-2006, Durango muestra una tendencia de competitividad dividida en dos etapas: La primera (2001-2004), muestra un desempeño medio, con movimientos entre la posición 15 y 17; y la segunda etapa (2005-2006), en donde su competitividad cayó a la posición 21.


Una explicación concreta de esta caída lo es comparar el crecimiento real promedio del PIB per cápita de Durango con su trayectoria competitiva, en el cual, se observa que en el año de la mayor caída en competitividad (2005) también se registró una disminución de los ingresos de la población. Para ser más claros, el ingreso per-cápita de las entidades del "Top 3" del ranking (Nuevo León, Coahuila y Baja California), se ubica por encima de los 140 mil pesos anuales, mientras que en Durango se registraron cifras entre 60 y 70 mil pesos por año, por persona. En promedio, existe una brecha en el ingreso de 80 mil pesos al año por persona respecto de las tres entidades que se ubican en la cima de la competitividad estatal.


En ese contexto, la competitividad de Durango analizada por factor de competitividad se caracteriza por estar dividida en tres. Se ubica por encima de la media en un solo factor (Manejo sustentable del medio ambiente) en donde se ubica entre los primeros diez lugares. Está cercano a la media en cuatro factores (Sistema de derecho, Sectores económicos, Sociedad preparada y Mercado de factores) y tiene rezagos importantes (cerca o más del 20% por debajo de la media) en cinco más. En estos últimos se encuentra el principal reto en disminuir el fuerte rezago: Sectores precursores de clase mundial, Aprovechamiento de las relaciones internacionales, Economía estable y dinámica, Sectores económicos en vigorosa competencia y Gobiernos eficientes y eficaces. Con estos números, en relación con los cinco estados de la región Noreste (Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Durango) ocupamos el último lugar.


En estas condiciones, la verdad, una respuesta concreta al cuestionamiento inicial es complicada porque el desarrollo económico no depende de una sola dependencia o de un solo factor. Además, el papel del gobierno no es generar empresas o empleos; los empleos los generan los empresarios y el capital empresarial de la entidad es un factor que se cuece aparte. Lamentablemente, nuestros líderes empresariales son chapados a la antigua, de estigma caciquil, proteccionistas y con una marcada aversión a la competencia y la competitividad. Lo grave del asunto es que, quien marca la agenda empresarial en el estado, aún y cuando no es ésa su función primigenia, es el gobierno estatal y no los empresarios. Ese es uno de los paradigmas que mueve al Consejo Estatal de Jóvenes Empresarios (CEJ), por ejemplo.

Los cambios que se han realizado actualmente en las oficinas gubernamentales encargadas del Desarrollo Económico local, no sé, a ciencia cierta, si servirán, si fortalecerán el flujo de proyectos, o agilizarán los trámites para que más empresarios accedan a los apoyos. Desde mi óptica, se han manejado en base a agendas políticas y no de criterio económico, como debe ser. La realidad es que no hay un proyecto conjunto, cada secretaría tiene sus programas y su agenda y, lamentablemente, no hay seriedad en el logro de objetivos comunes. Me parece que a lo largo de los últimos 6 años, en materia de desarrollo económico han hecho falta perfiles proactivos en éstas áreas, y no gente que se limita a estar en la oficina esperando a que le lleguen los proyectos. Durante éste periodo de tiempo, faltó consolidar mezclas de recursos entre federación, estado y municipio; que las reglas de operación fueran más dúctiles y adecuadas al entorno de Durango, incluso, se devolvieron recursos a la federación “por falta de proyectos” y; sobre todo, no hubo coordinación suficiente entre las tres áreas de gobierno para fomentar la economía local: los proyectos vía Fondo Pyme y otros programas empresariales con mezcla de recursos fueron escasos.


Ojala que les alcance el tiempo a Francisco Gutiérrez Fragoso y Francisco Quiñones para plasmar su sello en SEDECO y Desarrollo Económico Municipal (lo dudo); y que, Víctor Hugo Castañeda Soto, nuevo Delegado de Economía y Coordinador de Delegados, pueda cambiar la mala percepción que una buena parte de los empresarios tenemos del Fondo Pyme, y que, al menos por estar inmersos en periodo electoral agilice la radicación de recursos comprometidos en mezclas de recursos ante la Federación en varios programas, no sólo de Economía. Los tres funcionarios tienen el beneficio de la duda, aunque llegan en un momento no muy adecuado, pero en el que pueden destacarse y poner su sello en éstas áreas.


En realidad, si queremos incursionar en sectores precursores de clase mundial (software, tecnologías de la información, autopartes, alta tecnología, turismo) y vigorizar nuestra incipiente economía (sectores tradicionales: agropecuario, silvicultura, minería), nuestra prioridad es reducir la ineficiente infraestructura física y urbana que tenemos: carreteras, aeropuertos, vía de ferrocarril, agua potable, energía eléctrica...; crear oportunidades educativas de excelencia en los jóvenes (énfasis en el idioma inglés); desarrollar la cultura empresarial o emprendedora y; no se nos debe olvidar, brindar oportunidad a las nuevas generaciones para despuntar su talento en la consecución de estos objetivos. Se han logrado avances significativos, sin duda, pero no debemos conformarnos.


Nuestro más grave problema histórico es la baja densidad poblacional, y que, derivado de ello, las grandes obras de infraestructura debieron realizarse hace 40 o 50 años, y no en pleno siglo XXI.


El desarrollo económico no depende de una varita mágica o de un capricho o decisión política. Se trata de un proceso sistemático de promoción y construcción de oportunidades de largo plazo. Ahí está el reto para las instituciones dedicadas a la promoción económica en Durango y, sin duda, para todos aquellos profesionistas que tenemos que cambiar el paradigma de buscar una chamba por generar oportunidades de empleo. Esa es la respuesta.

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