domingo, 25 de noviembre de 2007

¿Más creciminto económico para México?

Hace un par de semanas se vertieron en los medios de comunicación de tipo financiero, los resultados de un panel desarrollado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y algunas instituciones multilaterales como la OECDE y la CEPAL. El objetivo era discutir una amplia variedad de temas relacionados con el desarrollo económico de América Latina y, por consiguiente, de nuestro país.

En la reunión sobresalieron temas como la pobreza, la desigualdad, el acceso a la justicia, y otros temas importantes. Junto, aparecieron unos más cotidianos como la competitividad y el capital humano, por citar los más comunes, y no podía faltar una revisión del tema del crecimiento económico de México, pues la reunión estuvo encabezada por José Ángel Gurría, Director General de la OCDE, secundado por José Luis Machinea, Director Ejecutivo de la Cepal, y Jorge Mattar, Director Adjunto de ese organismo en México.

José Luis Machinea hizo énfasis en los aspectos macroeconómicos y el manejo del gasto publico, y Jorge Mattar, abundó sobre el tema del empleo y la evolución del mercado de trabajo en los últimos años.

La verdad se trata de comentarios que más allá de las fantasías y de los buenos deseos, son los mismos que hemos estado escuchando desde hace una década, por lo menos, y que, desgraciadamente, gracias a nuestra poca eficiencia política y a nuestro largo largo pero muy largo proceso democrático se han visto relegados a segundo término. Pero veamos a qué conclusiones llega cada uno de los participantes.


La Macroeconomía y el manejo del gasto público.

El señor Machinea mencionó la importancia que tiene el manejo macroeconómico pero no de manera fundamentalista y doctrinaria como se ha venido haciendo en México y otros países del orbe (Crítica al neoliberalismo). A su ver, la política macroeconómica no debe obsesionarse con el control de la inflación e insistió en la necesidad de mantener una estrategia anticíclica, es decir, debe ir acompañada de la mano del gobierno a través de una asignación eficiente de gasto público.

En realidad este punto es un tanto discordante con la posición oficial, que preferiría que el estímulo al crecimiento proviniera de los empresarios, no de estímulos fiscales. Sin embargo, en los hechos, es una realidad que la economía por sí misma no ha generado el crecimiento necesario. Y nuestros empresarios, a no ser que todos tuvieran el atrevimiento y las ventajas del apellido Slim, creo que no van a reaccionar favorablemente como piensan los economistas clásicos. Machinea es de la idea que hay que darles un apoyo fiscal para facilitar esa reacción. (Neokeynesiano).

Adicionalmente, realizó buenas propuestas en relación con el crecimiento económico: Destacó la importancia de reducir la volatilidad y del papel de la política fiscal para lograr el desarrollo; también habló de la trascendencia de elevar la competitividad, de ampliar la infraestructura y, sobre todo, de mejorar el grado de competitividad en distintos mercados; mencionó la conveniencia de diversificar la estructura productiva profundizando el efecto dinamizador de las exportaciones. El elemento clave en todas estas propuestas es que la estrategia a delinear tiene que ver con mayores inversiones en la educación y la innovación tecnológica y empresarial.

Machinea insistió, al igual que José Ángel Gurría, en basar esta estrategia para destinar estímulos fiscales: primero en una reforma fiscal que nos facilite la recaudación, la distribución del ingreso y reduzca la evasión; y segundo, que esta misma reforma nos ayudará a mejorar la competitividad, pero que tenga como principal propósito mejorar la cohesión social. Un cambio que se ocupe no sólo de los ingresos sino también de la calidad del gasto público. Sin embargo, al menos en el papel, la reforma fiscal que entrará en vigor en enero próximo en nuestro país es eminentemente recaudatoria, no le veo la simplicidad y tampoco la redistribución por ningún lado, así que tengo mis dudas al respecto….


La evolución del mercado laboral en México y Latinoamérica.

Por lo que toca a Jorge Mattar, en un extenso e inteligente análisis –a mi manera de ver- habló sobre el reto que representa el siempre polémico tema del empleo. Para ello relató la evolución que ha sufrido el mercado de trabajo en los últimos años. En primer lugar, el vuelco al exterior "del modelo de crecimiento", no trajo la creación de empleos que se esperaba. Las exportaciones sí crecieron pero no el empleo.

Según Mattar, las razones de esta ausencia han sido la ruptura de cadenas productivas después de la apertura, la tendencia a usar menos mano de obra, y la escasa articulación del nuevo sector exportador, o sea, las maquiladoras. Estas, por sí mismas, sí son altas generadoras de empleo pero esa ocupación no genera efectos multiplicadores hacia el resto de la economía del país.

¿Es coherente lo anterior con las muy bajas cifras de desocupación abierta que nos muestran las estadísticas? Se habla de cifras de ocupación récord, inclusive en el ámbito federal.

Las cifras son correctas, (las hace el INEGI diría Gabriel Salas Sierra) pero no reflejan el verdadero problema que es de subocupación o informalidad de la economía.

Además, la migración esconde, en parte, el tamaño del déficit de empleo. Así, la corriente migratoria anual de México a los EEUU, según Mattar, se estima, en términos netos, en alrededor de 550 mil personas por año.

Otro indicador muy preocupante, mencionado por Mattar, es que la distribución de desocupados según grado de instrucción, revela que son mayoría los que tienen estudios superiores. Su participación se elevó de 31% en 1992 a 46% en el 2003, y actualmente llega al 53%.

¿Cuál es la lección que debemos poner en práctica?

Para nuestros expositores la cuestión del crecimiento económico para México, no es sólo el problema fiscal, o de un control excesivo de la inflación y el gasto público, también lo es la forma indiscriminada e irreflexiva en que se llevó a cabo la famosa apertura. (Ya es tarde para lamentarnos).

Pero esto, a mi forma de ver las cosas, no quiere decir que hay que darle vuelta atrás al reloj, o que haya que renegociar el tratado de libre comercio con Canadá y Estados Unidos, ni mucho menos, pero sí que hay otros problemas que hay que “arreglar” y aprovechar para nuestro beneficio, en particular, para integrar de manera digna al mercado laboral a buena parte de la fuerza de trabajo nacional.

Si bien es cierto, la entrada de China e India al comercio mundial relegaron la ventaja comparativa que teníamos en procesos industriales de mano de obra intensivos, también nos pueden abrir espacios a inclinarnos por inversiones que nos hagan explotar la ventaja logística que representa estar a sólo unas horas del consumidor más grande del mundo, que es Estados Unidos.

Por otra parte, no se nos olvide que China, India e incluso Chile en nuestro continente, gozan hoy de esta bonanza económica gracias a regímenes dictatoriales que cerraron filas y aislaron completamente del mundo a estos países por un prolongado periodo de tiempo. México, en cambio, entró al neoliberalismo desde hace 25 años pero no lo hizo acompañado de un régimen dictatorial, mediante asesinatos o desaparecidos y mucho menos en condiciones de militarización. Creo que en eso les llevamos una seria ventaja.

¡¡Ojo señores políticos, señores empresarios!!. Cualquier país del mundo desearía estar tan cerca del gigante consumidor más grande del mundo.

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leonardo.alvarez@gdinnovaciones.com.mx o http://leonardoengd.blogspot.com/

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