De entrada, la noticia del recorte presupuestal
anunciado por Luis Videgaray, el viernes 30 de enero de 2015, no debe
asimilarse como negativo sino como una acción prudente y responsable del
gobierno federal. De paso, se envía una buena señal a los mercados al cancelar
proyectos que han sonado con problemas de corrupción. Sin embargo…
Es momento para que el Gobierno de Peña Nieto
por fin se vea sensato y eficiente con el gasto e invertir en programas y
proyectos donde realmente haya rentabilidad para los privados y verdadero
impacto social. En este sentido, el gobierno debe ser serio en la evaluación de
los programas sociales para reducción de la pobreza. Es una oportunidad para
ver lo que sirve y lo que no; también, queda la incertidumbre por saber si
habrá más ajustes (apenas es inicio de año).
Los recortes suman 124,300 millones al gasto
y la inversión pública en México, suponen el equivalente al 0.7% del PIB y reflejan
una actitud preventiva del gobierno ante los vaivenes de los precios
internacionales del crudo, luego que los ingresos petroleros representan
alrededor del 40% de los ingresos fiscales.
Políticamente, es un revés para el Presidente
y para el PRI de cara a las elecciones intermedias. Es la confirmación de que
el actual gobierno es un “gobierno recortado” ya no sólo en su imagen, su
credibilidad y expectativas, sino ahora también en su capacidad financiera. El
síndrome del gabinete provinciano sale a relucir nuevamente.
El recorte, según lo expresado por Videgaray,
tendrá un impacto marginal en el desempeño de la economía, por ello, la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mantuvo su pronóstico de crecimiento
económico entre el 3.2 y 3.4% para el 2015.
Pero si ocurre un nuevo escenario en el que
la SHCP se vea obligada a realizar un nuevo ajuste, entonces el gobierno deberá
analizar qué programas sociales realmente presentan resultados. Al respecto,
hay serias sospechas de que no se crecerá más que en 2014 y esto sí son pésimas
noticias. Habrá que ver las expectativas empresariales y los pronósticos de
crecimiento mundial. No somos ajenos a ello.
Por otra parte, esto significa que las
entidades federativas deberán hacer lo propio en la ejecución de sus recursos.
Esto, sin duda, trae nuevamente a debate el tema de los ingresos
presupuestarios del gobierno (impuestos en estados y municipios) y una reforma
hacendaria en donde se generalice el IVA y se considere incluir a los alimentos
y las medicinas. Si bien la estructura presupuestal del gobierno ya no depende
del petróleo como en los años 80´s, el riesgo de no contar con una mayor diversificación
de los ingresos propios, distintos del petróleo, nos pone en una situación
vulnerable ante este tipo de cambios que, además, son totalmente externos y
ajenos a la responsabilidad y control del Gobierno.
La noticia del
recorte presupuestal anunciado por la SHCP no debe asimilarse como negativo
sino como una acción prudente y responsable del gobierno federal. De paso, se
envía una buena señal a los mercados al cancelar proyectos que han sonado con
problemas de corrupción. Sin embargo, en dos años, el gabinete no ha mostrado
capacidad de ejecución, en general.
@leon_alvarez
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