jueves, 22 de enero de 2015

Agenda pendiente 2015


Para nadie es noticia que los dos primeros años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto fueron muy malos. Hay quienes ven hoy la oportunidad para hacer una limpia y acercar a gente de talento al gabinete y deshacerse de los amigos/socios/conocidos de confianza personal del Presidente, y que, a la postre, han resultado ineficaces para estar al frente de una dependencia o institución.

Los resultados de los últimos dos años ahí están para el anecdotario: durante el 2013, la economía apenas creció 1.1%, mientras que el año pasado el incremento fue de sólo 2.1 por ciento. Un bienio que, en conjunto, dejó prácticamente inalterado el PIB por habitante y que derivó en que la incidencia de pobreza no se haya abatido. Esto, a pesar de los miles de millones de pesos gastados para tal fin, lo que nos dice mucho de la ineficacia e ineficiencia de los diferentes programas gubernamentales y que la distribución familiar y factorial del ingreso se haya vuelto más inequitativa, resultado en gran medida explicado por los innumerables subsidios regresivos junto con un sistema económico que sigue premiando el capitalismo de compadrazgo.

Lo triste y lamentable del caso para nuestro país, es que de acuerdo a las previsiones demográficas, solamente nos quedan 10 años de la “ventana de oportunidad poblacional”, años en los cuales el índice de dependencia (aquellos individuos que no están laborando, sea porque están en la escuela o ya se retiraron y que son mantenidos por aquellos que están trabajando) irá cayendo; a partir del 2025, este índice empezará a aumentar y, de no crecer aceleradamente ya, terminaríamos siendo un país de viejos pobres o pobres viejos.


Es por esto que se enfrentan varios retos que hay que ir resolviendo. A continuación, sin ser los únicos, enumero cinco puntos que considero claves para que el gobierno impacte positivamente en la agenda pendiente: i) Diseño tributario; ii) Gasto público; iii) Regulación; iv) Seguridad pública; y V) Corrupción.

i) Diseño tributario. La reforma del 2014, aunque le dio más recursos al gobierno, para efectos prácticos “mató” al consumo privado, que prácticamente está estancado. El gobierno prometió que hasta el final del sexenio no habría ni nuevos impuestos ni mayores tasas tributarias. Sin embargo, el escenario previsible se ha alterado significativamente ante la estrepitosa caída del precio del petróleo. Aunque con las coberturas la mayor parte de los ingresos petroleros está garantizada, lo mismo no sucederá para el 2016. El gobierno tiene que rediseñar el sistema tributario no solamente para garantizar sus ingresos sino, más aun, establecer uno tal que los incentivos que de éste se deriven estén alineados con el objetivo de mayor crecimiento económico.

ii) Gasto público. A pesar de estar gastando mucho más recursos derivados de la mayor recaudación y de un déficit financiero de casi 5% del PIB, su contribución al crecimiento es prácticamente nula. Ante la expectativa de una significativa reducción de los ingresos petroleros para el 2016, el gobierno tiene que rediseñar por completo el gasto público, eliminando todos aquellos rubros que son ineficientes, ineficaces y regresivos.

iii) Regulación. Las enormes barreras regulatorias de entrada y salida de los mercados inhiben la creación y crecimiento de empresas, el empleo formal y el aumento de la productividad. Es indispensable una profunda desregulación en los tres órdenes de gobierno para reducir significativamente los costos de transacción. Se requiere que los diferentes mercados, bienes, servicios y factores de la producción operen en un contexto de competencia.

iv) Seguridad pública. Estamos dispuestos a pagar impuestos para que el gobierno nos provea de seguridad sobre nuestras personas y nuestras posesiones y es aquí en donde hay una enorme falla: 33 millones de delitos, 98% de ellos cometido con impunidad, acarrean un enorme costo social y económico.

v) Corrupción. Juego de suma negativo que inhibe la inversión y el crecimiento económico. Lugar 103 de 175 países evaluados por Transparencia Internacional indica que este flagelo es endémico, aunque no cultural. Transitar hacia un efectivo arreglo institucional que pueda detectar, perseguir y penar los actos de corrupción es esencial para alcanzar mayores tasas de crecimiento.

Para nadie es noticia que los dos primeros años del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto fueron pésimos. Hay quienes ven hoy la oportunidad para hacer una limpia y acercar a gente de talento al gabinete y deshacerse de los amigos/socios/conocidos de confianza personal del Presidente, que resultaron ineficaces para estar al frente de una dependencia o institución.


Éstos son sólo algunos retos. Si no se atienden, difícilmente llegaremos a tener mayores niveles de desarrollo económico.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

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