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jueves, 19 de febrero de 2015

Expectativas de la Reserva Federal (tasas de interés)


Conscientes de lo importante que es dar certidumbre a los mercados y con una postura clara y concreta, el día 18 de febrero de 2015, se publicaron las minutas de la reunión más reciente del Comité de Mercado Abierto (FOMC, por su siglas en inglés) de la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos, llevada a cabo el 27 y 28 de enero.

El contenido de las minutas de la FED refleja un intenso debate sobre el momento adecuado para comenzar a subir la tasa de referencia, y cómo comunicar de manera clara y sin sorpresas al mercado esta inevitable decisión.

Por primera vez desde que la tasa de interés de referencia se redujo al rango actual de 0-0.25% a finales del 2008, las minutas de la FED revelan una discusión concreta sobre una posible alza de dicha tasa antes de lo que se tenía esperado con anterioridad y en el corto plazo.

Las previsiones de BANXICO se encuentran en el informe tyrimestral de la ionflación octubre-diciembre de 2014:

http://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-discursos/publicaciones/informes-periodicos/trimestral-inflacion/%7BCD08EC33-68C4-C3C2-25F8-69C5786988B8%7D.pdf


Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

miércoles, 23 de febrero de 2011

Los dichos del secretario de hacienda

¿Se ha preguntado usted porque discrepamos de las cifras y de los posicionamientos del gobierno respecto a la mejora de nuestra economía?

Por qué a pesar de que se anuncia que el PIB creció 5.5% en 2010, y que con cifras del IMSS recuperamos 738 mil empleos, no creemos en la mejoría que estadísticamente es evidente para nuestras autoridades.

La respuesta tiene que ver con percepciones. Ellos hablan de una realidad macroeconómica, que considera la economía en su conjunto; y los ciudadanos de pequeñas realidades particulares. Me explico.

La evidencia estadística no necesariamente refleja la realidad concreta de lo que vemos, oímos y percibimos en nuestro pequeño mundo particular. Las cifras macroeconómicas si bien despuntaron, crecieron y rompieron una tendencia negativa a la baja durante el cuarto trimestre de 2010, no significa que hayamos superado todos los problemas para todos y cada uno de los ciudadanos. Existen otros indicadores que aún no se restablecen del todo.

La tasa de desocupación se mantiene alta y la inflación superó la meta esperada por Banco de México. Es decir, la tasa de desocupación se mantiene en promedio de 5.5% y la inflación cerró el año en 4.4%. Esto significa que a pesar del incremento en los empleos no todos son de calidad y de largo plazo; y combinando este dato con el incremento de precios, nos ubica en una pérdida objetiva en la capacidad de compra.

Por citar un ejemplo, entre diciembre de 2005 y diciembre de 2010, la inflación acumulada es de 22.5%, mientras que el cargo fijo por mes por electricidad aumentó en 32%; y la cuota por kilowatt (kWH) aumentó 36%.


Otro dato importante: Durante el periodo comprendido entre diciembre 2007 y diciembre de 2010, la variación acumulada de la inflación es de 14.6%, mientras que el precio de la tortilla lo ha hecho en un 19%.


Esto demuestra que las realidades particulares de cada persona son diferentes a las realidades que en su conjunto registra la macroeconomía. Esto es normal y sucede en todas partes.

Y esto viene a colación por el multicitado comentario del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en el que supuestamente argumentó que con 6 mil pesos, a una familia de ingreso promedio le alcanzaba para pagar su coche nuevo, la hipoteca y hasta para enviar a los niños a una escuela de paga. Todo esto sin considerar los gastos básicos de alimentación, vestido o transporte. Es claro que se trató de un dislate periodístico del secretario, ampliado por la prensa sensacionalista y los opositores a Calderón, obviamente.

En realidad, el secretario fue víctima de escarnio y burla pública pero de un comentario que seguramente fue mal interpretado y maximizado por la esquizofrenia colectiva y la crítica editorial. Le sucedió exactamente lo que Joaquín López Dóriga con el famoso blooper conocido en la red como “Juayderito”.

El asunto medular es que la percepción de la ciudadanía no es la misma que la del gobierno, en particular por el estancamiento del desempleo y el aumento de precios en algunos productos clave y muy sensibles a la demanda de familias de bajos recursos. Esto no concuerda con las cifras macroeconómicas que registran el cambio promedio de 83 mil 500 productos que forman el Índice Nacional de Precios y Cotizaciones (INPC).

Al respecto, es innegable que el control inflacionario ha sido una de las políticas más exitosas de nuestro país en los últimos 15 años; sin duda, no queremos volver a experimentar los índices de inflación que vivimos en los ochentas y noventas. Sin embargo, la evidencia estadística demuestra que existen algunos productos y servicios como lo es la energía eléctrica, los combustibles, la tortilla o la leche; que a lo largo del tiempo han incrementado su costo más que el promedio general. Y esa es una realidad particular de un buen número de mexicanos de escasos recursos.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

sábado, 29 de enero de 2011

La inflación, los precios relativos y el efecto estacional

La definición tradicional de inflación es un aumento generalizado y sostenido en los precios. En otras palabras, debemos hablar de inflación cuando vemos específicamente que la mayoría de los precios suben constantemente y no cuando simplemente algunos aumentan en forma aislada.

Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones que vemos que aumenta un solo precio, o alguna canasta de bienes relacionados, hacemos referencia a “inflación”, sin distinguir el origen o causa de su incremento.

Por ejemplo, si aumenta el precio del jitomate en relación a las demás verduras y legumbres, no debemos hablar de inflación, sino únicamente de un cambio en un precio “relativo”. Usamos la palabra “relativa”, dado que es en relación a algo más; en este caso es en relación a los demás precios de las verduras.

El tema viene a colación porque cada inicio de año, cuando se anuncian las nuevas políticas fiscal y monetaria y se ponen en vigor las medidas fiscales modificadas por el Congreso el año anterior, así como los resultados en el desempeño económico de los principales indicadores del país, gobierno y ciudadanos comienzan el año con nuevas expectativas.

En este contexto, la expectativa para 2011 en nuestro país, es que los precios de todos los productos y servicios se eleven más allá de un 4.5%, por encima de la meta prevista por Banco de México de 3% a largo plazo. Esto, evidentemente, crea una controversia enorme y una avalancha de críticas de la oposición por estas "expectativas" económicas.

En este sentido, contrario al imaginario popular que está centrado en el aumento de los combustibles y las gasolinas, es más probable que este ajuste a precios y tarifas sea por efecto estacional, en el caso de los alimentos, verduras y hortalizas; y por las medidas impositivas “excesivas y desiguales” aprobadas en sectores específicos de la economía, como lo son los nuevos impuestos especiales al tabaco y los alcoholes.

En este contexto, la organización mundial para la alimentación y otros organismos del tipo han anunciado un aumento en el precio de varias mercancías, entre ellas granos, cereales y oleaginosas, debido al efecto de los climas, que sigue golpeando al mundo entero (sequías, heladas, inundaciones…), y por un alza en la demanda para consumo humano en algunas economías emergentes.

Ante esto, algunas empresas mexicanas han amenazado con elevar precios, debido -dicen- a que la producción mundial de algunos productos cayó mientras la demanda sigue creciendo y sus costos se han elevado, ayudados también por la política de actualización de los precios de la gasolina, el gas y el diesel.

Uno de los aspectos que debemos explicar a muchos es que no es lo mismo que el precio de algún insumo aumente en algún porcentaje y que la empresa que lo utilice justifique un aumento en el precio de su producto final en el mismo porcentaje. Esto es inaceptable.

Esto es no saber de política de precios. Si el empresario ajusta los precios en la misma proporción al incremento de precio de sus insumos, con ello logra exactamente el efecto contrario al deseado de estimular el mercado interno. Con los aumentos de precio que pretenden, lo que logran es que se reduzca la demanda, no sólo por sus productos, sino la demanda general por bienes de consumo; esto es, la gente con estos aumentos tiende a ser más pobre.

Lo que se hace en otras latitudes es que la empresa busca la forma de reducir otros costos en forma temporal, por ejemplo, los de administración. Por eso, en esta época de recuperación, lo que más tarda en consolidarse es la generación de empleo formal. Esa es la razón por la que en un contexto de inflación, el ajuste a los costos de las empresas se hace en mayor medida desde la fuerza laboral.

Por eso es tan importante y trascendente que en México logremos en el mediano plazo una reforma tributaria equitativa si queremos que se reactive el mercado interno. Con la política fiscal actual (incierta y cambiante cada año, con una base tributaria débil y sin generalizar impuestos), crece el comercio informal, aumentan las personas sin derecho a prestaciones salariales y de salud, se evaden impuestos, al tiempo que mantenemos un Estado débil financieramente, e incapaz de proporcionar y mantener políticas activas hacia sectores como lo es el educativo o la ciencia y la tecnología, que son los que a largo plazo generan desarrollo.

Por lo pronto en 2011, la expectativa inflacionaria es de 4.5% anual, mayor a la estimada por Banco de México, y esta inflación, por lo pronto, está más relacionada con el desabasto en la producción de alimentos, verduras, granos, cereales y oleaginosas, derivado del mal clima a nivel mundial; y por la inequitativa política hacendaria y fiscal que tenemos, castigando más a ciertos sectores, como el tabaco y los alcoholes; que por el aumento mensual de precio en los combustibles anunciado por la Secretaría de Hacienda.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez

martes, 14 de diciembre de 2010

Desempleo e inflación

Hay dos variables macroeconómicas que permanentemente mantienen preocupados a todos los gobiernos del mundo: el desempleo y la inflación. En estos dos indicadores se sintetiza el éxito o fracaso de la política económica de cualquier país.

El desempleo nos muestra la capacidad del mercado laboral de absorber mano de obra, talento o capital intelectual. De esta variable se desprende el gasto familiar, doméstico, empresarial y las inversiones y el ahorro. Mientras que la inflación nos indica cuál es la capacidad de compra de productos y servicios departe de las familias, empresas y el gobierno.

De tal suerte que, a mayor desempleo hay menos ingreso disponible para consumir departe de las familias, y las empresas dejan de vender mercancías; éstas a su vez dejan de invertir, no pagan salarios e impuestos y el gobierno, en la medida de sus posibilidades, intenta sustituir la inversión privada por inversión pública. Entre más desempleo haya, mayores problemas tiene el gobierno en otros rubros, como la inseguridad, por ejemplo.

En cuanto a la inflación, si ésta no es controlada y comienza una escalada incontrolable de aumentos de precio en los productos y servicios de la economía, el resultado es funesto. ¿Imagine un contexto en el que no haya ingresos por falta de trabajo y los productos y servicios cada día aumentan de precio?

De ese tamaño es el compromiso de las autoridades monetarias de cualquier país; en el caso de México, ésta responsabilidad recae en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Banco de México.

Gracias a que nuestro Banco Central es autónomo a partir de las reformas de 1993, en época de Carlos Salinas de Gortari, el único objetivo explícito de Banco de México es mantener la inflación controlada. Su objetivo de largo plazo es mantener la inflación en 3% anual. Para ello se auxilia de la política monetaria y la coordina con la política fiscal de la Secretaría de Hacienda.

De acuerdo al programa económico de 2010 del actual gobierno federal, parte importante de la estrategia de contención de precios es el deslizamiento mensual del precio de los combustibles. Mismo que seguirá vigente durante el próximo año 2011. Es decir, nuestro gobierno dejará de subsidiar el precio de los combustibles aumentando los precios de las gasolinas y el diesel de manera escalonada y permanente. El objetivo es igualar el precio de los combustibles con el exterior y reasignar presupuesto a obra pública y desarrollo social, principalmente.

Hasta aquí parece todo muy sencillo, sin embargo, México se encuentra padeciendo en 2010 una crisis económica que se originó en el exterior, pero que poco a poco está minando la bonanza económica que se pudo generar en por lo menos diez años de estabilidad económica: me refiero al periodo entre 1997 y el año 2007. Prácticamente, se han desperdiciado estos años de estabilidad para impulsar el mercado interno de nuestro país.

Desgraciadamente, este periodo de inestabilidad financiera internacional que, al perecer continuará el año entrante y se agudizará en otras regiones como Europa y Asia, apenas ha beneficiado la recuperación de la planta productiva de exportación de nuestro país, pero es insuficiente.

Aún no resolvemos nuestros problemas de desempleo que se mantiene en tasas promedio de 5.5%, lo que equivale a 2.7 millones de personas sin empleo; y la meta inflacionaria será rebasada por segundo año consecutivo al posicionarse entre 4.75 y 5.25% en 2010; y un pronóstico similar para 2011.

Esto nos indica que Banco de México seguirá con una política monetaria restrictiva: reduciendo el dinero en circulación, manteniendo la tasa de interés fija en 4.5%, y conteniendo los precios concertados (precios y tarifas del sector público: salario mínimo, transporte…), y con ello evitar que los precios se eleven. El problema es que el poder adquisitivo de a poco seguirá menguando y la capacidad de compra de los mexicanos también.

En realidad, la producción y el consumo doméstico no repuntan, y los aumentos escalonados al precio de los combustibles --que forman parte de una estrategia de política fiscal-- y que se mantendrán en 2011, tampoco están contribuyendo en mejorar la productividad y la competitividad de nuestro país.

El desempleo y la inflación constituyen los indicadores en los cuales se sintetiza el éxito o fracaso de la política económica de cualquier país. En México, a pesar de que nuestros indicadores mostraron mejoría respecto al año 2009, aún nos encontramos lejos de la estabilidad y el crecimiento de largo plazo.

Leonardo Alvarez
@leon_alvarez