Turquía registró la mayor inflación en el primer mes de 2010, con un alza de 8.2% en los precios al consumidor, seguida de Islandia con 6.6, Hungría con 6.4, México con 4.5 y el Reino Unido con 3.5%.
En contraste, varios países de la OCDE observaron durante los primeros 30 días del año una deflación o inflación negativa, encabezados por Irlanda con una tasa de -3.9%, Japón con -1.3, Holanda con -0.8 y Finlandia con -0.2%.
El reporte añadió que el incremento anual de 10.6% que mostraron los precios de la energía (en el mundo), empujó la inflación total hasta 2.1% en enero, por arriba del 1.9% observado el último mes de 2009.
En el caso de México, señala que tuvo la tercera inflación más alta en alimentos al registrar un alza de 5.1%, mientras que en productos energéticos fue de 3.0%. Precisamente el incremento a los energéticos es uno de los principales factores que amplían el contraste entre consumidores, productores y analistas, sobre la recuperación de nuestra economía.
Mientras los analistas económicos consultados por Banco de México en enero y febrero mantienen una expectativa positiva de la economía, al situarse en 145 puntos (para mi gusto muy optimistas), los consumidores privados y la confianza del productor se mantienen en pésimo nivel, con 82.1 y 40.8%, respectivamente.
Este dilema no es menor. Los especialistas se basan en el repunte que el comercio mundial y por ende, las exportaciones manufactureras están obteniendo gracias a una parcial recuperación de la economía norteamericana; sin embargo, el panorama particular de cada país, como en nuestro caso, es desolador.
Particularmente en México y los países subdesarrollados más deficientes, no existe una economía interna sólida que pueda sostener la recuperación en todos los sectores de la economía, y que ésta no solamente sea a través de las manufacturas. En febrero, la economía norteamericana incrementó de 16 a 18% su tasa de desempleo, lo que implica, nuevamente, un severo freno al consumo norteamericano.
En nuestro país, el grave dilema del consumo interno y la recuperación económica es propiciado por el aumento a los energéticos, lo que mantiene un claro contraste entre analistas, consumidores y productores.
Leonardo Alvarez
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